Bilbao
«Un recibimiento impresionante»
«Ha sido un recibimiento impresionante», comentaba Javier Guillén, el director general de la Vuelta. «Una experiencia inolvidable. Siento que la Vuelta debería estar vinculada siempre a esta ciudad», añadió. «Ha merecido la pena volver». La de ayer era una jornada emocionante para algunos de los supervivientes de la Vuelta del 78. Como Juan Mari Irigoyen, uno de los médicos de la carrera. Él vivió la subida a Urkiola en la Vuelta del 77, cuando la carrera fue boicoteada por el lanzamiento de chinchetas. Aquel año la carrera debía terminar en San Sebastián, pero los incidentes hicieron que se improvisara una etapa con final en Miranda de Ebro. «"Doctor, esto es España", me dijo un Guardia Civil al cruzar la frontera con el País Vasco», recuerda. Aquélla era su segunda Vuelta, pero lo más difícil estaba por venir. Fue la Vuelta del 78. La última etapa se dividía en dos sectores. El primero fue interrumpido por el lanzamiento de troncos a la carretera. «Compañeros vascos nos habían advertido de que debíamos rodar todos juntos por si acaso», recuerda Enrique Cima. La carrera fue neutralizada y los corredores fueron «devueltos» a la carretera a falta de cinco kilómetros para la meta en San Sebastián. Ganó Perurena y, por la tarde, en la contrarreloj, los incidentes se repitieron. «Sujetaron a Bernaudeau, tercero en la general, y a Gandarias», rememora Cima. El mejor tiempo fue el de Hinault, pero la etapa se anuló. Aquel día cambió la Vuelta. «El Correo» renunció a organizarla dos meses antes del comienzo de la edición de 1979. «Fue una Vuelta improvisada», explica Irigoyen, «con 80 corredores». Pero sobrevivió, y ayer, Irigoyen y Cima regresaron a Bilbao con ella.
✕
Accede a tu cuenta para comentar