Alcalá de Henares
Impulso a la familia
El valor intrínseco de la familia es una realidad que una inmensa mayoría de la sociedad española tiene interiorizada. Para los escépticos que dudaran sobre la relevancia de esta institución, la crisis económica y la resistencia de los ciudadanos ante la adversidad han ofrecido las respuestas adecuadas. Un reciente estudio de las autoridades comunitarias reflejó que España ha mantenido en buena medida su estabilidad y firmeza, a pesar de ese 20% de desempleados, gracias al sostén y parapeto que facilitó la familia. Que todavía a estas alturas se discuta o ningunee su valor supremo como capital fundamental de la comunidad civil es algo que no comprendemos. Que el principal inspirador de toda una política desafecta, cuando no beligerante, contra los principios que encarna, haya sido el Gobierno, es algo que no entenderemos jamás y que, sin duda, se ha vuelto en su contra. La familia es hoy la institución más valorada por los españoles, mientras que el Gobierno ocupa el último lugar en las preferencias de los ciudadanos.
Lo cierto es que estos años de administración socialista han supuesto una etapa muy complicada y de retroceso para lo que entendemos como la célula básica de la sociedad. El balance se reduce a que el Ejecutivo hizo muy poco por la familia y demasiado contra ella. Baste recordar la ley del matrimonio homosexual, que la familia monoparental con dos hijos sea considerada familia numerosa, la trivialización de la estabilidad matrimonial con el divorcio exprés o el aborto libre, para comprender la crudeza del cerco al que fue sometida desde el poder político.
Ha sido especialmente grave el alcance del aborto libre amparado por los socialistas, que pasaron por encima de la Constitución y de las leyes morales para satisfacer a su electorado más radical e ideologizado. También en este caso las estadísticas lo reflejan casi todo, aunque no trasladan el destrozo interior y el dolor personal que se esconden detrás de los números. El Instituto de Política Familiar presentó ayer un riguroso estudio que indica que desde la aprobación de la ley en 1985 se han producido casi un millón y medio de abortos, convirtiéndose en la principal causa de mortalidad. En España se pone fin a un embarazo cada 4,7 minutos, lo que equivaldría, por ejemplo, a que cada tres días desapareciera un colegio en nuestro país por falta de niños. Esa realidad, auspiciada por el Gobierno socialista, habla de un fracaso y de un drama del que tendrá que responder.
Esa sensación real de persecución se ha materializado en movilizaciones masivas de los ciudadanos en defensa de una institución amenazada estos últimos años. De nuevo los españoles se movilizarán en la Eucaristía por la Familia, que se celebrará el próximo 2 de enero en la Plaza de Colón de Madrid, bajo el lema «La familia cristiana, esperanza para Europa», y que fue presentada ayer. En palabras del obispo de Alcalá de Henares y presidente de la Subcomisión Episcopal de la Familia de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor Juan Antonio Reig Plá, España tiene una sociedad «postrada» por los ataques a la institución. Pese a todo, la familia es siempre la respuesta ante la adversidad y un baluarte frente al acoso.
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