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Prandelli el técnico que cambió la «Azzurra»

Prandelli el técnico que cambió la «Azzurra»
Prandelli el técnico que cambió la «Azzurra»larazon

KIEV- «Intento no tomarme el fútbol demasiado en serio», dice Cesare Prandelli. El seleccionador italiano tiene motivos para pensar que se trata sólo de un juego y, en su caso, de un trabajo. Por eso en 2004, cuando lo fichó la Roma, tardó poco en abandonar el puesto para dedicarse al cuidado de Manuela, su esposa enferma de cáncer. «No tengo la serenidad suficiente para hacer mi trabajo. Me marcho por respeto a la sociedad, a los jugadores y a los aficionados», explicó en la conferencia de prensa de su despedida.

El fallecimiento de Manuela en 2007 dejó en él un vacío difícil de llenar. Eran un matrimonio antiguo, en el que el dinero lo ganaba él, pero la que pagaba era ella. Para Prandelli, que había perdido a su padre con 16 años y vivió desde el banquillo de la Juventus la tragedia de Heysel, la marcha de Manuela era demasiada ausencia.

En el momento de su muerte, ya entrenaba a la Fiorentina, el equipo desde el que dio el salto a la Selección. El equipo necesitaba un cambio y nadie mejor que él para ponerlo en marcha. Prandelli siempre ha propuesto un juego ofensivo. Un discurso extraño en su país, pero necesario. «No es una revolución, es una evolución», afirma. «Nuestra idea es que Italia cambie su forma de jugar, que vaya al ataque, que sea valiente», cuenta este entrenador admirador del Ajax de los 70. Por eso, no es extraño que hombres como Pirlo y Cassano sigan teniendo un hueco en su selección. «Si tenemos jugadores que saben jugar la pelota, ¿por qué no los vamos a poner?», se pregunta.

Por eso Balotelli es uno de los fijos, a pesar de su original carácter. Y a pesar de que le insultó después de marcar el gol a Irlanda. «Balotelli es un cuerpo extraño en el equipo», admite.
Prandelli es, además, un hombre religioso. Cada paso adelante en la Eurocopa lo ha celebrado con una peregrinación. Tras alcanzar los cuartos, recorrió a pie los 20 kilómetros que separaban la concentración italiana cerca de Cracovia del monasterio de la Orden de la Camáldula. En la semifinal, repitió peregrinaje camino del monasterio de Weliczka, a 11 kilómetros de la sede italiana. Diez, pero de madrugada, recorrió tras derrotar a Alemania en la semifinal hasta la Sagrada Familia de Cracovia. Entre sus acompañantes suele estar su hijo Niccoló, preparador físico y miembro del cuerpo técnico. Y también hubiera estado Buffon si hubieran ganado la final, pero la excursión de 21 kilómetros hasta el monasterio de Bieleny tendrá que esperar.