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Londres

Piñera un presidente adicto a los desafíos

Cuando medio mundo se preguntaba en Londres, en la Cumbre del G-20 de abril de 2009, cómo demonios se había llegado al colapso económico global, Chile ya tenía un plan de reactivación en marcha gracias a los ahorros obtenidos de la bonanza en la exportación de cobre

El presidente Piñera
El presidente Piñeralarazon

Por entonces, Obama ya había puesto «el caso chileno» como ejemplo de gestión audaz para el continente y recibía a la presidenta Bachelet en la Casa Blanca, antes incluso que al líder colombiano, Álavaro Uribe, gran aliado de Estados Unidos y con quien Washington aún tiene pendiente cerrar un Tratado de Libre Comercio que sí funciona a pleno rendimiento con Chile. Unos meses después, Michelle Bachelet dejaba la Presidencia a Sebastián Piñera con un índice de aprobación récord, superior al 80%.

El mismo del que disfruta Piñera tras haber solventado un arranque de mandato no apto para cardíacos: un terremoto acompañado de un devastador «tsunami» que dejó 521 muertos y que le anunció una Presidencia accidentada apenas un par de semanas antes de asumir el cargo en La Moneda y el dramático derrumbe en la mina San José. En agosto su aprobación era del 56%, en septiembre caía tres puntos y ahora, después de comandar una ejemplar operación de rescate sin cabos por atar, su popularidad se ha disparado en similar proporción al sentimiento de orgullo de todo Chile.

«Chile no es el mismo país que teníamos hace 69 días, cuando ocurrió el accidente. Hoy es más respetado, más valorado. Lo hicimos a la chilena», aseguró emocionado este empresario, que ha arrancado la palabra fracaso de su vida. A sus 61 años, Piñera considera los complejos trances que ha debido afrontar en sus seis meses en el poder como una «prueba de Dios» para medir la capacidad de superación del país y de su presidente.

En una premonitoria declaración a LA RAZÓN semanas antes de ser investido, Piñera –la fortuna 701 del mundo, según la revista «Forbes»– revelaba el secreto de su éxito.
Cuestionado sobre si había fracasado alguna vez, respondió: «Por supuesto que sí. Para poder apreciar la luz del día hay que conocer la oscuridad de la noche. Para tener éxito hay que madrugar, trabajar duro y tener suerte. Ninguna es independiente. Ésa es la historia de mi vida». El rescate de los «33 de Atacama» ha dejado patente además uno de los principios que pretende inculcar en el país más europeo de Iberoamérica: la cultura del esfuerzo. Aunque para ello hayan sido necesarios 22 millones de dólares, por encima de las deudas que arrastraba la Minera San Esteban, propietaria del yacimiento San José, estimadas en unos 19 millones.

Cuando el rescate parecía una quimera, el empeño de Piñera, movilizando sus contactos por medio mundo labrados durante media vida dedicada a los negocios, desatascaba la situación. El propio ministro de Minería, Laurence Golborne, el otro gran ganador de este titánico esfuerzo, agradecía a su presidente la dedicación de un hombre que duerme mucho menos de lo recomendado, de un «adicto al trabajo», según le define su hermano, Manuel Piñera. «Gracias al presidente por habernos dado la tarea más importante de nuestra vida. Aquí no hay héroes, hay un grupo profesional de primer nivel», dijo ayer Golborne.

Quizá por ello, los chilenos –al margen de simpatías políticas– confían en la capacidad resolutiva de un presidente que afronta ahora su reto definitivo. «Quiero erradicar la pobreza en Chile», expresó a este diario. Mientras, habrá de conformarse con haber regalado al mundo –como le expresó ayer a Piñera el Rey Don Juan Carlos– «una gran lección al mundo».


La camiseta del Barça firmada por Villa desató la mayor discusión en la mina

La mayor discusión entre los mineros fue por el reparto de las dos camisetas del Barça firmadas por el delantero David Villa. Cuando los mineros –11 de ellos hinchas del Universidad de Chile y otros 20 del Colo Colo, enemigos irreconciliables– supieron de la existencia de las dos camisetas de Villa, una para el ex futbolista Franklin Lobos y otra para el grupo, surgió el conflicto. Todavía no se sabe quién se la quedará.