Una ordenanza que acumula retraso mientras se suceden las protestas

El envoltorio, una llamativa campaña publicitaria que llenó en los últimos meses del pasado año carteles y vallas con el lema «Entras como cliente, sales como cómplice» –ya en 2008, el eslogan «¿Tan poco vales que tienes que pagar?» causó revuelo–. Pero, más allá de esos vistosos intentos de apelar a la sensibilidad del demandante de este servicio, aquéllos que viven cerca de las zonas más afectadas por la prostitución no ven su eficacia.

Así, vecinos de Santo Domingo de la Calzada ya pidieron en su día «menos campañas publicitarias y más multas». Recientemente, son algunos residentes en Sevilla Este los que han anunciado que solicitarán a la Delegación del Gobierno autorización para llevar a cabo cortes de tráfico en febrero si prosigue la actual situación en el entorno de las avenidas Emilio Lemos y del Deporte, donde no han cesado las actividades de prostitución callejera.

En el horizonte, el caso de Málaga, donde se ha producido un evidente descenso de la actividad ante la imposición de multas a los clientes. Aquí, hasta el momento, no existe la base legal que lo posibilite. La aprobación de la ordenanza que se incluía en el plan puesto en marcha en 2009 debía poner fin a ello, con el establecimiento de sanciones a los clientes de este «comercio» en la vía pública y a los proxenetas –entre 750 y 3.000 euros–, sin afectar en ningún caso a las meretrices, además de imponer la prohibición de la publicidad relacionada con la prostitución y los anuncios de contactos.

Con retraso, dicha ordenanza –que se preveía que viera la luz durante el pasado año– podría ser autorizada en Pleno este mes, pues el Ayuntamiento ha iniciado ya su expediente de aprobación. Paralelamente, está realizando el mapa de estudio de la prostitución en Sevilla, que pretende ser la radiografía de la situación de esta lacra en la ciudad.

Y mientras tanto, los vecinos de algunas zonas como Sevilla Este o Nervión, donde esta actividad se desarrolla a diario a la vista de todos, siguen aguardando una solución eficaz a un problema que ya viene de largo.