Europa

F. C. Barcelona

El Barça y Messi no tienen fin

El Barça de Guardiola «engorda» sin parar y su plato preferido son los títulos. Ayer sumó uno más, la Supercopa de Europa, sin hacer ni mucho menos su mejor partido.

Los jugadores del FC Barcelona celebran tras recibir el trofeo de la Supercopa de Europa
Los jugadores del FC Barcelona celebran tras recibir el trofeo de la Supercopa de Europalarazon

El equipo se ha convertido en un animal competitivo y desde la llegada de Pep al banquillo acumula doce copas de quince disputadas. Guardiola ya ha superado en número al mito del barcelonismo, a su maestro Johan Cruyff, pero para lograrlo ha necesitado menos de la mitad de años. Johan sumó once en ocho. Guardiola ha logrado el duodécimo en el comienzo de su cuarto curso.

El Oporto fue la última víctima. Un más que digno rival que sucumbió entre el cansancio y la mala suerte de regalar un gol justo antes del descanso. Guarín intentó recuperar una pelota y cedió el balón atrás. Allí estaba Messi, precisamente él, solo frente a Helton. Si los portugueses hubieran elegido un futbolista al que querían que no llegara el esférico sin duda hubiera sido el «10». Y Leo no perdonó. Un quiebro secó dejó al guardameta en el suelo y después sólo tuvo que empujar el balón. El hambre del Barça se entiende desde el hambre de su estrella. Messi no se cansa de jugar al fútbol ni de ganar, no le hace falta un motivo concreto y poco a poco va dejando atrás objetivos. La Supercopa de Europa era la única competición en la que no había marcado. Ya no lo es.

El gol no le sentó nada bien al Oporto, que durante muchos minutos puso en aprietos al campeón de Europa. Vitor Pereira, el técnico luso, debió ver los partidos de la Supercopa de España porque copió la idea del Madrid. El Barça ya sabe que este año más de un rival va a salir a buscarlo sin complejos. Hasta cuatro delanteros llegaban hasta el área de Valdés para presionar y la defensa se colocaba en el centro del campo. Esto llevó a vivir situaciones impensables en los últimos años. El Barcelona, el equipo más seguro con el balón, se veía obligado a veces a quitárselo de encima e incluso lo perdía con asiduidad. Los pases eran más imprecisos, una incomodidad para un equipo que vive de la posesión. Antes se pensaba que la mejor manera de enfrentarse al Barça era esperar encerrado. Ahora la moda es ir a buscarlo. Los tiempos han cambiado pero, de momento, el ganador no. El Oporto planteó un partido físico, duro, y el Barça se puso a trabajar. También le vale. «No hemos sido tan superiores como otras veces, pero hemos estado serios», reconocía Xavi. Los lusos apretaron, pero no remataron: dos tiros de falta al borde del área de Hulk, otro disparo suyo peligroso, un despeje de cabeza de Mascherano tras una salida en falso de Valdés... El Oporto iba desaprovechando ocasiones y acumulando cansancio, con el consecuente bajón en la presión.

El Barça empezaba a dominar la situación. Su salida de balón ya era más limpia y Messi, como siempre, metía el cambio de ritmo que hace al equipo letal. Xavi, Iniesta o Keita la mueven, tranquilos, calmados, pero Leo con dos regates se quita a varios rivales y crea el verdadero peligro. La presión cambió de bando y como los jugadores del Oporto no tienen la misma calidad que los del Barça, llegó el error y el gol de Messi.

El conjunto portugués no tenía por qué alterar su idea. Buscó lo mismo nada más comenzar la segunda parte: meter un ritmo fuerte. Pero el cansancio acumulado se notaba y al ir tan arriba, atrás quedaban espacios. Ése es el otro problema de buscar al Barça en su portería: como salgan de la presión, estás muerto. De cualquier forma, nada hay que reprocharle al Oporto. Minimizó al Barça, pero no logró derribarlo. La sensación de peligro de los españoles en la segunda parte era latente, pero no las ocasiones. Durante mucho tiempo el partido se jugó en pocos metros en el centro del campo, con Iniesta como maestro de ceremonias. Las áreas dejaron de existir, apenas había acercamientos aislados por errores como el de Abidal, que derribó a Guarín y el árbitro debió pitar penalti. Alexis y Fàbregas aparecieron en los últimos minutos. El ex del Arsenal marcó el segundo a pase de Messi. Lleva tres partidos de azulgrana y en todos ha sido protagonista. Guardiola lo tiene muy motivado y ya se siente uno más en este equipo inolvidable.


Guardiola silencia los gritos antimadrid
El Barça ganó y un sector de la grada «dedicó» cánticos al Madrid. Guardiola se dirigió a ellos pidiéndoles con el dedo que pararan. Después, el técnico alabó a sus hombres («Nunca fallan»), pero les lanzó un mensaje: «Este equipo tiene que demostrar que es mejor que el anterior». De Messi dijo: «Es un jugador bandera».


- Ficha técnica:
2 - Barcelona: Valdés; Alves, Mascherano, Abidal, Adriano (min.63); Sergio Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro (Cesc, min.80), Villa (Alexis, min.61) y Messi.
0 - Oporto: Helton; Sapunara, Rolando, Otamendi, Fucile; Souza (Fernando, min.77), Guarín, Moutinho; Hulk, Cristian Rodríguez (Varela, min.69) y Kleber (Belluschi, min.77).
Goles: 1-0: Messi, min.39. 2-0: Cesc, min.88.
Árbitro: Björn Nijhuis (HOL). Mostró tarjeta amarilla a Cristian Rodríguez (min.30), Iniesta (min.51) y Guarín (min.82) y expulsó por doble amonestación a Rolando (min.65 y min.86) y por roja directa a Guarín (min.90).
Incidencias: Final de la Supercopa de Europa disputada en el estadio Luis II del Principado de Mónaco ante unos 18.000 espectadores, la mayoría de ellos aficionados de ambos equipos.