Barcelona

En el remoto desierto australiano se habla español

Un grupo de niños aborígenes aprenden español en la aldea de Oodnadatta, en pleno corazón del desierto de Australia, y se abre camino para trabajar con los inmigrantes latinoamericanos que llegan a los centros mineros de este país.

A Oodnadatta, situada más de mil kilómetros al norte de la ciudad de Adelaida, solo se puede ir por una mítica carretera casi sin asfaltar, siempre y cuando la climatología lo permita. Anteriormente fue una de las paradas importantes de una antigua ruta ferroviaria, pero ahora es un pueblo habitado por unos dos centenares de personas, la mayoría aborígenes y dispone de una escuela, un hotel y hasta de un ambulatorio.


En la escuela de Oodnadatta la maestra australiana Jackie Cox, gracias al apoyo de la asesora de educación Catalina Manrique, enseña español, dos veces por semana a más de medio centenar de niños y jóvenes aborígenes. El número de estudiantes varía ya que generalmente las familias originarias del lugar suelen movilizarse por varias localidades y además muchos de los estudiantes de secundaria optan por la educación a distancia.


Pero los que acuden a la escuela ya pueden pronunciar algunas palabras en español, idioma que aprenden siguiendo un método educativo en el que se destacan las expresiones y formas de vida de los aborígenes, relata a Efe la asesora española.


Cuando se habla de las diferencias culturales se mencionan las paellas españolas, las barbacoas australianas y el llamado "bush tucker"o productos que recolectan los aborígenes de los bosques, o se cuentan historias de adolescentes españoles aprendiendo a tocar el "didjeridoo", el instrumento de viento propio de los indígenas australianos, agrega Manrique.


En la escuela, la maestra Cox, quien se mudó a una hacienda ganadera de la zona tras contraer matrimonio, enseña con entusiasmo el español porque considera que contribuye a "abrir las mentes"de los niños que habitan en esta desértica y remota zona. Cox relata con entusiasmo que los niños le preguntan "¿Por qué estudiamos español?", y ella les responde que porque quizás algún día este idioma puede convertirse "en una oportunidad de trabajo"y brindarles la posibilidad de viajar a Sudamérica.


Unos 500 kilómetros al sur de Oodnadatta está el centro minero Roxby Downs, a donde han comenzado a llegar inmigrantes latinoamericanos, según explica Cox, exdirectora de una escuela primaria de Adelaida, que no deja de repetir que a pesar de la lejanía de este lugar de cualquier urbe, ella se siente "afortunada"de vivir esta experiencia con los niños.
Según cifras oficiales, solo un 24 % de las comunidades remotas tienen escuelas en donde se enseña desde los primeros niveles hasta segundo de bachillerato y únicamente el 10 % de los aborígenes logran graduarse.


A pesar de las dificultades, los niños, pertenecientes a una minoría étnica marginada durante décadas que vive en la pobreza, han aprendido a hablar algunas palabras y a contar los números en castellano. A los niños les gusta jugar con las palabras e incluso los que tienen más dificultades para aprender reconocen que generalmente las palabras en masculino terminan en "o", contó Cox en una conversación desde su rancho.


Para sus alumnos, la fonética no representa una gran dificultad, a diferencia de las personas de habla inglesa, porque algunas lenguas tienen sonidos parecidos y los niños "no tienen problemas con la 'r'", dijo Manrique. "A los niños les gusta mucho saber como viven otros niños, las cosas cotidianas, como van a la escuela los niños españoles, como son los amigos", simplemente "les encanta el contraste"como el que representa una ciudad como Barcelona, tan grande y distinta a la realidad de Oodnadatta, apuntó.


Por ahora se desconoce si estos niños dominarán el español o viajarán alguna vez a un país de habla hispana, pero el solo hecho de aprenderlo es ejercer el derecho a la igualdad de la educación. Además, el aprender este idioma "impacta en su forma de pensar y en su forma de ver el mundo", subrayó la asesora española.