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Banco de España

Salvados por Sogefinpa

La Razón
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Menos mal que nos queda el ladrillo y que la Junta tiene patrimonio. Porque al final, no se engañen, el ladrillo, el patrimonio, es lo que saca de apuros a las familias, y, por lo visto, también a las administraciones. La nuestra, nuestra administración autonómica, ha decidido hipotecar sus inmuebles enajenándolos ficticiamente a las empresas públicas Agesa y Sogefinpa, las cuales, a su vez, para comprarlos pedirán préstamos muy posiblemente a cajas y bancos amigos. Con la liquidez obtenida el gobierno Griñán podrá aplicar sus distintas políticas a corto plazo. En total se hará caja por unos novecientos millones de euros, más o menos lo que el Estado nos tendría que haber pagado en concepto de la Deuda Histórica. Pero como Zapatero no nos ha dado ni un duro de la Disposición Adicional Segunda ahora es la Junta la que se ve obligada a disponer de sus bienes poniéndolos como avales ante la banca. Una práctica ésta de la que ya ha dicho la consejera Aguayo que «en Europa tiene mucha literatura». Sin embargo no es menos cierto que esta decisión contrasta –y de qué manera– con los ríos de tinta vertidos en los últimos años por los voceros autonómicos contra el ladrillo, contra el afán por acumular patrimonio, contra la especulación, contra la economía improductiva inmobiliaria. Toda una inútil y esterilizante retahíla en la mejor, o peor, tradición de la izquierda para terminar paradójicamente la propia administración hipotecando su inmovilizado al objeto de obtener dinero como los capitalistas de antaño. Y es verdad que no hay nada de malo en ello y que también estas operaciones financieras se llevan a cabo en Europa porque nunca hay nada nuevo bajo el sol. Tampoco bajo el sol de Andalucía pese a que durante muchos años invertir en ladrillo fue poco menos que un pecado de lesa humanidad. Claro que ahora, en vez de penitencia, la misma Junta que elaboró el Pota tiene el descaro de poner el cepillo.