Barcelona
Otro tropiezo de Misha Barton
Quizá es lo que toda modelo abanderada del «no» al intrusismo laboral espera que ocurra cuando se ficha a una «celebrity» para cerrar un desfile. Deseo cumplido. Ayer, durante la presentación de la nueva colección de Rosa Clará, la actriz norteamericana fue la encargada de dar por cerrado el pase. Todo iba bien. Y eso que a Barton se la esperaba tambaleante e, incluso, que le costara caminar en línea recta. La mala prensa se la ha ganado a pulso después de que sus adicciones al alcohol y las drogas la llevaran a estar internada en un psiquiátrico el pasado verano. Otro traspiés más en su carrera no habría desentonado. Pero ayer, la protagonista de la serie «O.C.» no defraudó. En su debut internacional sobre una pasarela, se la vio segura de sí misma, sonriente y nada desgarbada –su posición vital–. Con la barbilla alta y los brazos más que sueltos, se contoneó de lo lindo con uno de los vaporosos diseños de novia de la firma catalana. Y eso que no tiene novio ni perrito que le ladre. Pase, pose, mirada a los fotógrafos y movimiento de cabeza a lo Norma Duval. Incluso se defendió con la vuelta. Aplausos y vuelta a empezar, porque tocaba el paseíllo final. Y fue ahí, con todo ya superado, cuando llegó el tropiezo con los «peep toe». Nada de apuro. Sonrisa, mirada al frente y fin del primer acto. Barton, a salvo, y la colección de Clará, también.
Las novias de negroPara celebrar sus quince años como empresaria, Rosa enlutó a sus novias.Y lejos de parecer un velatorio, más bien mostraba a mujeres seguras de sí mismas, a las que el negro sofistica. El punto justo de romanticismo. Para aquellas que no quieran correr riesgo –Mischa tampoco se atrevió, a pesar de que reconocia que, «por mi forma de ser, no suelo estar dentro de las normas, me encajaría más casarme de oscuro aunque todavía es pronto»– , la catalana apuesta por tejidos vaporosos asimétricos en la falda que no parecen necesitar cancanes, aunque define al extremo la silueta a golpe de corpiño.Sin más incidencias sobre la pasarela, lo del palco vip más bien era un parte médico. Por un lado, Paulina Rubio, a la que se la nota el embarazo más en la redondez de su rostro que en la tripa, decidió cambiar como consorte a Colate por Pablo Bofill. Por otro, Begoña García Vaquero, señora de Trapote, que se rompió dos dedos del pie derecho en la boda del hijo de la Duquesa de Fernandina, pero que no por ello renuncia a los tacones. «Yo tampoco me atrevería con el negro», confesó. El que también está necesitado de curas es Álvaro Muñoz Escassi. Llegó con el rostro magullado. Tranquilidad. No fue por el ataque de alguna de las concursantes de su «Busco pareja»: «Me han salido unos granos por una alergia y cuando me he ido a afeitar ha surgido el problema», apuntó. ¿Y por qué Escassi en un desfile de novias? Con su fama de mujeriego, ¿no resulta complicado imaginárselo en un altar? «Como cura, seguro que no, pero como novio, quizás algún día. O, mejor, de monaguillo», bromeó el sevillano.
Todos, a la espera de PaulinaDe Mischa se esperaba algo más de polémica, pero no se dejó. Pero ya estaba Paulina para hacer de las suyas. La mexicana hizo esperar al respetable más de media hora. Hasta que no llegara, no subiría el telón. Y así fue. Apareció más maquillada de lo habitual y enfundada en un minivestido «brilli-brilli» más apropiado para el miniconcierto que ofreció más tarde en el Palacio de Montjuïc. «Todavía no he tenido ningún vómito por el embarazo», fueron sus únicas palabras.
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