Grupos
«Dopping»
España no va bien. Además de la crisis, el paro y la falta de un tejido industrial que induzca a pensar que algún día el país se recuperará, nuestra música no vive su momento más brillante, tampoco podemos presumir en el terreno del arte, el cine está casi desaparecido y las letras emborronadas. «Siempre nos quedará el deporte», dicen algunos, pero ahora con la boca pequeña. Es cierto que ahora somos campeones del mundo de fútbol, que en el tenis tenemos a Nadal y en la Fórmula1 a Alonso, pero también es verdad que ni en el deporte, por muchas satisfacciones que nos haya dado últimamente, podemos ofrecer todas las garantías. ¿El motivo? La carne con clembuterol en el caso de Contador y muchas menos dudas respecto al posible «dopping» en el caso de Marta Domínguez. Una piensa que qué bien, que qué suerte, que por fin las autoridades se hayan decidido a ser menos transigentes en el ámbito deportivo, como ya les habían demandado repetidas veces allende nuestras fronteras... Pero, francamente, ¿también tenía que llegarnos la desilusión en el apartado del deporte? ¿No era suficiente con sufrir la ineficacia de nuestros políticos, padecer los vaivenes de la economía o tener que soportar la insolidaridad de los controladores aéreos como para además tener que desconfiar también de los deportistas? El refranero español está lleno de dichos parecidos al de «en todas partes cuecen habas», pero en este momento desearía fervientemente que se encontrara algún apartado recóndito en el que no se supiera ni qué son tales leguminosas. ¡Un lugarcito pequeño desde el que, sin ambages, se contribuyera a reconstruir la credibilidad de España de cara a Europa!
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