Desahucio

Chabolas en el campo de fútbol

El campo de fútbol perteneciente al equipo Club Deportivo Rácing Garvin, situado en el madrileño barrio de Lucero y desaparecido en el año 2008 tras un contencioso con el Ayuntamiento, es en la actualidad un campo usado como centro masivo de reunión y fiesta durante los fines de semana.

El campo de fútbol se ha convertido en la vivienda improvisada de rumanos y latinos
El campo de fútbol se ha convertido en la vivienda improvisada de rumanos y latinoslarazon

Además, se trata de un lugar de ocupación permanente de infraviviendas construidas en su interior cuyas condiciones son poco saludables, al carecer entre otras cosas, de alcantarillado. El lugar que durante tantos años ha albergado las fiestas del barrio, hoy «trae de cabeza» a los vecinos de la zona, que aseguran «no aguantar más».

Las puertas del recinto están abiertas, por lo que el acceso al mismo no supone ningún tipo de problema. Los fines de semana pueden llegar a reunirse entre 3.000 y 4.000 personas (en su mayoría de nacionalidad sudamericana y rumana) lo que origina, según los vecinos, malos olores, peleas casi a diario, ratas, enormes cantidades de basura y música hasta altas horas de la madrugada. El problema se basa en que se trata de un recinto privado, por lo que la Policía no puede acceder ya que para ello debe denunciar el dueño del mismo, quien se encuentra, hasta el momento, en paradero desconocido.

Los vecinos, desesperados
«Nunca he sido racista, pero ahora sí lo soy» o «estamos pensando dejar el piso e irnos», son algunas de las declaraciones de L.R., vecina del edifico situado enfrente del recinto. Afirma que ya se ha registrado más de un atraco en la zona y que se trata, en la mayoría de los casos, de jóvenes rumanos que habitan en el recinto y que tienen intimidados a los vecinos. Además, los vecinos se quejan de que «el mismo chabolismo de barrios como La Cañada o Valdemingómez se encuentra en el barrio de Lucero».

J.P., presidente de la Asociación de Vecinos, afirma que lo que en su día era un inconveniente fácil de subsanar, hoy se ha convertido «en el gran problema del barrio», el cual no tiene fácil solución mientras no aparezca el dueño del recinto. Los vecinos están reuniendo el mayor número de firmas posibles para poder poner fin a esta situación y vivir de manera pacífica.

«Es una situación insostenible»
La Asociación de Vecinos de Lucero (AVL) ya ha exigido una solución a esta «insostenible» situación. Reclaman de manera urgente un proceso de desratización, retirada de basuras y canalización de aguas fecales. También, y con la misma urgencia, demandan que se activen los procesos legales y las actuaciones sociales pertinentes para la solución definitiva del problema: ejecución subsidiaria de las obras de limpieza y cerramiento así como una alternativa digna para las más de un centenar de personas ocupantes de las infravi- viendas. Los vecinos se sienten «desamparados» y piden a las autoridades que vayan a ver lo que ocurre. Antonio, un hombre de 83 años que lleva más de la mitad de su vida en el barrio, aboga por que sea Sanidad quien vaya al lugar del conflicto y «ponga en evidencia lo que hay dentro».