Pekín
El Nobel aviva las protestas en China
La concesión del premio al preso político Liu Xiaobo ha recrudecido las críticas contra la dictadura en la última semana.
PEKÍN- Las palabras «libertad» y «democracia» se han escuchado esta semana mucho más de lo habitual en China. Las acusaciones públicas contra la dictadura se han sucedido en los últimos días, coincidiendo con el Premio Nobel de la Paz concedido el viernes 8 de octubre a Liu Xiaobo, un intelectual condenado a 11 años de cárcel por sus opiniones.
A principios de semana, un grupo de 23 ex dirigentes del Partido Comunista Chino publicó una durísima carta exigiendo que se respete la libertad de prensa y acusando al Departamento de Propaganda de atentar contra la Constitución de 1982, en la que se contempla el derecho a opinar libremente.
Ayer volvieron a arreciar las críticas en un segundo documento, firmado esta vez por 115 intelectuales, abogados y defensores de los Derechos Humanos. La carta aplaude la decisión del Comité Noruego de premiar a Liu Xiaobo y desestima las acusaciones realizadas contra él por el Gobierno chino, para quien el activista no es más que un «criminal» por sus «actos subversivos».
Citando los recientes compromisos del primer ministro, Wen Jiabao, los firmantes hablan de «reformas políticas» y una «transición tranquila hacia una sociedad en la cual se cumpla, de verdad y no sólo en el papel, con la democracia y el estado de derecho».
En un país de más de 1.300 millones de habitantes, las exigencias de cambio político provienen de una pequeña elite intelectual. Muchos de ellos han sido acosados de una u otra manera por el Gobierno por adoptar posiciones críticas u ocuparse de situaciones injustas. Una de ellas es Ni Yulan, una abogada que organizó a un grupo de vecinos en Pekín para reclamar sus derechos durante los desalojos masivos realizados en la capital con motivo de los Juegos Olímpicos. Por este motivo, Ni pasó dos años en la cárcel, la maltrataron físicamente hasta dejarla paralítica, perdió su casa y su licencia de abogacía. Ahora vive gracias a la caridad de familiares y amigos. «Nuestro documento no habla sólo de Liu Xiaobo, sino de los derechos de todos los chinos, que están siendo suprimidos. Necesitamos hacer llegar nuestra voz al Gobierno», comentó ayer a LA RAZÓN. La abogada dice que «la mayoría de los chinos no tienen agallas para hablar alto y claro de lo que piensan». Ella insiste en que, aunque muchos se mantienen al margen de la polémica, el fermento y debate generado por el premio ayudará a quienes luchan por las libertades en el gigante asiático.
Mientras, en las sedes del poder se debate sobre el desarrollo económico. Con una agenda secreta, el Partido Comunista Chino se reúne estos días en Pekín para trazar, entre otras cosas, un nuevo plan quinquenal con el que pretende mantener el crecimiento y limar las sangrantes diferencias sociales generadas en 30 años de desarrollo acelerado. Son pocos los que esperan grandes anuncios o golpes de timón significativos, a pesar de que el primer ministro, Wen Jiabao, ha hablado dos veces en los últimos tres meses de democracia y libertades, en unos términos poco comunes en la dictadura china. ¿Se está moviendo algo en China?
ANÁLISIS
Las dos disidencias del gigante asiático
- ¿Quiénes son los disidentes chinos?
–Una elite minoritaria de abogados, artistas e intelectuales que luchan por las libertades y los Derechos Humanos. En un ambiente informativo fuertemente censurado, sus actividades son completamente desconocidas para la mayor parte de la población.
- ¿Y la ciudadanía china?
– También disiente. En 2008, por ejemplo, hubo unas 127.000 protestas populares, en las que participaron unos 12 millones de ciudadanos, algunas de ellas violentas, con asaltos a sedes del Gobierno. Estas protestas no suelen enarbolar un discurso político general, sino reclamaciones muy concretas, sobre abusos laborales, casos de corrupción local, etc.
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