Aborto
Cuestión de conciencia
El Corán prohíbe comer, fumar, beber o practicar sexo hasta que caiga la noche durante el mes que dura el Ramadán. Este precepto religioso afecta a todos los musulmanes que habitan el planeta, pero, como sucede con cualquier otra religión, su práctica debería ser voluntaria y de acuerdo con la conciencia de cada cual.
Consecuentemente, en ningún caso puede admitirse la intolerancia social, que en algunos casos llega a la agresión física, contra quienes no lo reverencian. Tan respetable es el vendedor senegalés que recorre las playas del sur soportando temperaturas de 40 grados y pone en riesgo su vida al negarse a beber como otro que toma agua o come algo sólido, sin esperar a la noche para introducir en su cuerpo bebidas isotónicas que compensen la pérdida de sales a través de la transpiración.
Lo único realmente inaceptable es la creciente agresividad de los extremistas, que se toman la justicia por su mano y castigan, no sólo social sino también físicamente, a quienes ven comiendo o bebiendo. Y es que en las dictaduras islámicas la religión impone las normas de conducta, y violar el ayuno, que es el tercer pilar del islam, lo castiga el Código Penal con penas de hasta seis meses de prisión. Por ello, muchos musulmanes con posibilidades económicas salen de viaje durante el Ramadán para no verse obligados a cumplir con este precepto. Pero, visto lo visto, no siempre da el resultado apetecido.
✕
Accede a tu cuenta para comentar