Artistas
Mira cómo caen por Ángela Vallvey
Es sorprendente comprobar cómo, ante la crisis de deuda que padecemos, el sentimiento que parece generalizado entre quienes nos observan desde el exterior (y el interior) de la propia Europa es: «Ahora os jod… A fastidiarse tocan». Una de las cosas que últimamente más me ha preocupado es oír esa misma expresión, pero sin eufemismos, en la boca de un amigo latinoamericano al que siempre he considerado mi hermano. La lectura de la Prensa internacional, los comentarios de los ciudadanos extracomunitarios que contemplan atónitos cómo Europa muerde el polvo de la deuda externa –que, tradicionalmente, había sido el azote y la losa de Iberoamérica y Asia–, la percepción de los amigos extranjeros…, todo eso y más conspira para darme la impresión de que fuera de nuestras fronteras –y me refiero a más allá de las propias lindes de los países afectados por la recesión– nadie siente solidaridad ni compasión por nosotros. Ni siquiera los países que se están librando de ésta más o menos, dentro de la propia Europa, parecen ser demasiado sensibles a las malas noticias que generamos. Muy al contrario, los PIIGS estamos sirviendo de consuelo a muchos lugares del mundo que ni siquiera recuerdan haber vivido un solo año de toda su historia la mitad de bien que nosotros.
¿Dónde están nuestros amigos, su ayuda…?
Nos comparan con la vieja URSS, murmuran que el Amigo Americano nos está hundiendo todavía más en vez de auxiliarnos y dicen que nuestros gobernantes son ineptos (la definición que, hasta hace poco, dábamos nosotros de los suyos). Como si fuésemos el odioso pariente rico que un día se arruina y termina pasando la gorra delante de los mismos a quienes, poco antes, ofrecía altivamente sus limosnas.
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