África

Bruselas

Un grupo armado secuestra a cinco franceses en el norte de Níger

El secuestro se produjo en la noche del miércoles al jueves, pero todavía no ha sido reivindicado.

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner
El ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchnerlarazon

Al Qaida en el Magreb Islámico, el mismo grupo que secuestró a los cooperantes españoles, el mismo que ha amenazado con atentar con terroristas suicidas en España, ha vuelto a actuar en una de las zonas más calientes del planeta, el Sahel.

Sólo un mes y medio después de la ejecución del cooperante francés Michel Germaneau y con el recuerdo aún vivo de su largo cautiverio, Francia se enfrenta a un nuevo secuestro, múltiple en esta ocasión. Siete personas, entre ellas cinco ciudadanos galos, un malgache y un togolés, fueron secuestradas durante la noche del miércoles al jueves en la localidad de Arlit, en el norte de Níger, por un grupo armado, sin que a última hora de ayer se hubiera hecho pública reivindicación alguna.

«Los autores no han sido identificados ni tenemos ninguna certeza» dijo en Bruselas el presidente francés Nicolas Sarkozy, que conoció la noticia a primera hora del día y anunció que mantendría, a su regreso a París, un consejo extraordinario y restringido de Defensa «para valorar las medidas que debemos tomar».

Según el ministerio galo de Asuntos Exteriores, para el que todas las hipótesis están abiertas, sus compatriotas trabajan para dos grandes empresas nacionales, el grupo nuclear Areva y la filial de la constructora Vinci, Satom, implantadas en esa región rica en uranio.

Pese a las incógnitas, la sombra de AQMI, la rama del Al Qaida en el Magreb Islámico, planea sobre este nuevo secuestro que las autoridades galas no descartan sea una venganza por la operación militar franco-mauritana del pasado mes de julio contra una de sus bases y en la que murieron siete terroristas. De hecho, AQMI había amenazado en varias ocasiones con actuar contra intereses franceses tanto en la región como en Francia, en alerta máxima por riesgo de atentados, llevando a París a incrementar las medidas de seguridad.

El secuestro se produjo durante la noche, entre las dos y las cinco de la mañana, en sus respectivos domicilios, en dos lugares distintos de la ciudad, según las autoridades nigerianas, que cifraban entre siete y treinta el grupo de asaltantes, cubiertos con turbantes, que en su mayoría hablaba árabe y tamachek, lengua de los Tuareg. Esas mismas fuentes aseguraron que se dirigían hacia Inabangaret, cerca de la frontera con Argelia y Mali. Lo que apunta a pensar que no sólo el rapto no fue fortuito, sino que podría tratarse de un encargo por parte de alguna célula islamista o, como en el caso de Germaneau, secuestrado también en el norte nigeriano, de una acción selectiva de bandas criminales para revender sus presas a movimientos yihadistas ubicados en Mali.

El apresamiento de trabajadores de Areva, que explota dos importantes minas en la zona, supone un duro golpe para Francia. Ayer el presidente Sarkozy pidió la máxima colaboración a las autoridades nigerianas y volvió a advertir a sus nacionales de los riesgos de la región. «La situación en el Sahel es extremadamente peligrosa y quien se quede sólo lo puede hacer en condiciones perfectamente específicas», dijo el jefe del Estado galo tras prometer a las familias de los secuestrados la máxima movilización para conseguir su pronta liberación.