Presidencia del Gobierno

Propaganda desmentidos y confusión

 
 larazon

Libia vivió ayer un día de batallas políticas y mediáticas. La cadena de televisión qatarí, Al Yazira, que se ha convertido en portavoz de los revolucionarios, aseguraba de madrugada que Gadafi había ofrecido a sus enemigos un pacto para una salida digna del poder del dictador, a cambio de inmunidad. La emisora estatal pública libia lo negó poco después, pero en Bengasi ya se rumoreaba que sí había habido contactos entre el régimen y los insurgentes, según representantes de bajo rango de éstos. El portavoz del gobierno rebelde, Abdelhafith Guga, fue el encargado de bajar a la plaza de la Mahkama, foro de la revolución en Bengasi, para desmentir que hubiera negociaciones con el coronel Muamar Gadafi y asegurar que no las habría después del derramamiento de sangre de estos días. Pero un segundo desmentido llegó, esta vez, desde el propio bando rebelde, en cuyas filas reina el caos y la inexperiencia al igual que ocurre en el campo de batalla. Los políticos rebeldes son voluntariosos pero desorganizados. El ex ministro de Justicia de Gadafi y ahora jefe del gobierno de la «Libia libre», Mustafa Abdel Yalil, declaró a Al Yazira que su ejecutivo le daba a Gadafi un ultimátum de 72 horas para abandonar el país a cambio de no ser perseguido y juzgado por sus crímenes en esta guerra fratricida y en sus 42 años de dictadura. Esta opción, sin embargo, no se contempla en las calles de la Libia libre, donde se pide justicia, sobre todo por los cientos de personas que han muerto a manos de las fuerzas de Gadafi desde el pasado 17 de febrero. Y ésa es también la postura oficial del gobierno rebelde, que dice que no negociará con quien está matando y atacando brutalmente a los ciudadanos. El Consejo Nacional Transitorio negó ayer por la tarde que hubiera ningún tipo de oferta o contacto con Gadafi y aseguró que su gabinete no tiene ninguna intención de negociar con el régimen. En rueda de prensa, Guga se dedicó a desmentir estos y otros rumores que están minando la revolución, como, por ejemplo, que Arabia Saudí podría administrar armas al bando rebelde y que combatientes de Al Qaida están entre sus hombres. Guga ofreció su propia versión de una mano extranjera tras el conflicto, asegurando que es Gadafi el que usa a mercenarios, no sólo del África subsahariana, sino argelinos y sirios.