Miami
Ortega insiste en que no bebió
«He hecho una declaración justa y honrada», aseguró a los medios
«Que sea lo que Dios quiera y lo que las leyes dictaminen». Así de confiado se mostraba ayer el ex matador a su llegada a los juzgados del Prado de San Sebastián, en Sevilla. Ha llegado la hora de la verdad, y el juicio de Ortega Cano se ha puesto en marcha con una primera sesión en la que el torero fue llamado a declarar ante el juez de Instrucción número 9 de la capital hispalense. El viudo de Rocío Jurado llegaba poco antes de las 10 de la mañana con un aspecto sombrío y desmejorado. Vestido con traje de chaqueta, su hermano Paco y su hijo Fernando le acompañaban para infundirle ánimos. Entre fuertes medidas de seguridad y ante las preguntas de los cientos de medios de comunicación que allí se agolpaban, Ortega Cano dijo que, ante su inminente declaración, se encontraba «un poquito nervioso, como cualquier persona a la que le ocurra algo así».
La expectación se palpaba en el ambiente. Todos querían comprobar cómo se encontraba el ganadero tras varios meses de recuperación en los que apenas se le ha visto. Visiblemente debilitado –necesitó la ayuda de sus familiares para salir del coche, un vehículo de alta gama–, fue trasladado al interior del juzgado en silla de ruedas. Después de pasar dos horas declarando, aseguró que estaba muy tranquilo. «He hecho una declaración justa y honrada y ahora, que hablen mis abogados». Y así fue. Uno de sus letrados era el encargado de satisfacer el hambre de la Prensa, afirmando que Ortega Cano había defendido en todo momento su inocencia, y asegurando que la noche del accidente ni había ingerido alcohol ni superaba el límite de velocidad permitido. Aunque la tasa de alcoholemia que presentaba era de 1,26 gramos por litro de sangre cuando el límite se establece en 0,50, el imputado ha afirmado que sólo se «mojó los labios con una copa de cava», aunque inicialmente había confesado habérsela bebido entera. Sobre este apartado, fuentes del caso han precisado que estuvo hasta en cinco establecimientos hosteleros antes del accidente y que en ninguno de ellos bebió alcohol, por lo que «tiene que haber algún error» en la prueba de alcoholemia. En lo que respecta a la velocidad, los peritos de la Guardia Civil aseguran que el impacto se produjo a 125 kilómetros por hora, cuando el límite está en 90. El abogado ha asegurado que «su conducción estaba dentro de la corrección jurídico-legal», y que solicitarán la comparecencia de testigos que declaren que Ortega Cano no presentaba síntomas de haber ingerido alcohol.
El culpable, el corazón
El ex diestro ha afirmado que la invasión del carril contrario por la que se produjo el accidente podría deberse a «una distracción», que achaca a sus circunstancias médicas, pues sufre arritmias y «padecimientos graves del corazón». El ex torero ha hablado de que la somnolencia podría haber estado causada por algunos medicamentos que toma por estos problemas, aunque ha asegurado que no recuerda con exactitud los momentos previos al accidente.
El próximo lunes están citados a declarar el testigo que llamó al 112 y el conductor que vio cómo se producía el siniestro.
Hijos y hermano, apoyo incondicional
Ortega Cano tiene la suerte de haber estado muy arropado por los suyos. A lo largo de estos duros meses, tanto sus hijos, José Fernando (a la dcha.) y Gloria Camila, como su hermano Paco Ortega (a la izqda.), no se han separado de su lado. Mientras el ex matador de toros se enfrentaba a estos duros momentos, la familia Mohedano veraneaba en Miami y el pasado jueves disfrutaba de las fiestas de Chipiona.
Con pequeñas excepciones, familiares y amigos se están volcando en la recuperación del diestro, que continúa con su rehabilitación de la mano del doctor Alfonso del Corral, amigo íntimo de la familia.
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