Presentación

Una película de «Vértigo»

Stewart y Novak, en «Vértigo»
Stewart y Novak, en «Vértigo»larazon

«Vértigo», de Alfred Hitchcock ha sido designada «mejor película de todos los tiempos» superando a «Ciudadano Kane», de Orson Welles, según la última encuesta de la revista «Sight and Sound», del Festival de Cine Británico (BFI). Esa publicación especializada lleva a cabo este sondeo cada diez años y la cinta dirigida por Welles había copado el primer puesto en esa lista de 50 mejores películas durante las últimas cinco décadas. En la última encuesta, los expertos situaron en primera posición a «Vértigo» superando por 34 votos a «Ciudadano Kane».

Legado cinematográfico
A esos expertos en cine –un total de 846 entre distribuidores, críticos, académicos y escritores– se les pidió que valoraran los trabajos en función de su relevancia en la historia cinematográfica, sus hallazgos estéticos o el impacto que tuvo cada filme a nivel personal tomando como referencia su propia visión del cine. En el último sondeo que la revista llevó a cabo hace una década, la película de Hitchcock, a la que el propio director británico se refirió como su «cinta más personal», se había quedado a solo cinco votos de «Ciudadano Kane» (1941). Al igual que con la película de Welles, «Vértigo» recibió críticas contradictorias cuando se estrenó. En la clasificación del BFI, la cinta de Yasujiro Ozu «Los cuentos de Tokyo», de (1953), pasó de la quinta a la tercera posición, mientras que «La Regle du Jeu» (1939), de Jean Renoir, perdió un puesto. Entre las diez primeras películas hubo dos nuevas: «El hombre de la cámara», de Dziga Vertov, en el número ocho, y «La pasión de Juana de Arco» (1927) de Carl Theodor Dreyer, en novena posición. De los trabajos seleccionados, el más reciente fue «2001: Una odisea del espacio» (1968), de Stanley Kubrick, en sexto lugar.

 

Dos grandes cara a cara
De una forma u otra, «Vértigo» y «Ciudadano Kane», siendo diferentes, abordan el drama de dos hombres que han perdido lo que amaban. En el caso de James Stewart, el amor de esa mujer que desea; en el de Orson Welles, esa infancia en la que no necesitaba dinero, sólo una madera para jugar en la nieve. Quizá son las obsesiones de sus directores.