Estados Unidos
«En este siglo no habrá guerras por el agua entre países pero sí más violencia local»
«No bebo agua embotellada»Aaron Wolf es uno de los mayores expertos internacionales en temas hídricos. De hecho, tiene una importante carrera como asesor en conflictos hídricos, después de trabajar con este fin para Estados Unidos o el Banco Mundial, por ejemplo. El profesor de Geología y jefe del Departamento de la Universidad Estatal de Oregón, en EE UU, asegura que él para ahorrar agua «tiene en casa plantas locales que requieren menos agua de riesgo. No consumo agua embotellada. En general soy consciente del valor del agua y la uso con cuidado».
Es uno de los mayores expertos en conflictos hídricos. Wolf ha estado en España para inaugurar los Coloquios del Observatorio del Agua de la Fundación Botín. La clave, según él, está en la cooperación.
-¿El agua será un motivo de guerra en el siglo XXI?
-No. Históricamente las personas han compartido el agua. Algunas veces hay tensión, pero ha habido más cooperación que conflicto. Sólo ha habido una guerra por el agua entre dos países. Fue por el Tigris, y hace ya 4.500 años de eso.
-¿No sucederá algo similar a «Waterworld»?
-No, ja, ja. Hay dos problemas con el agua. El primero es que mueren cada año entre 2,5 y 5 millones de personas al no tener acceso al agua potable. No es necesario hacer una guerra por el agua, la gente muere ya por ello. El segundo, la degradación de los ecosistemas.
-Me dice que no habrá guerras entre países por el agua, pero a nivel local ya ha habido violencia en Sudán y en Zimbabwe.
-Cuando hablamos de guerra de agua entre dos país es poco probable, pero cuando bajas a escala local el nivel de violencia se incrementa. Hoy hay violencia entre etnias y tribus por el acceso al agua. Por ejemplo, en India dos regiones tienen conflictos por el río Cauvery. En Darfur y Kenia hay conflictos étnicos por el acceso al agua. Es posible que haya más conflictos internos por el acceso al agua en un futuro y eso va a llevar más sufrimiento. Tiene razón, en un futuro no habrá guerra entre países por el agua, pero sí habrá más violencia local. Viendo el pasado la tensión dentro de un mismo país es mayor. Ha habido conflictos, y los hay, pero entre países no.
-¿Cómo lograr un uso eficiente?
-Se deberían hacer cultivos propios del clima de cada zona para ahorrar agua. Muchos países quieren cultivar los alimentos que demandan, pero es mejor importarlos y usar el agua para otras necesidades. Así, si un país no es rico en agua, debería tener cultivos de secano, no de regadío. Pero hay países que no están dispuestos a dejar en manos de otros su seguridad alimentaria. También se puede ahorrar gran parte del agua que se pierde en usos urbanos.
-¿Y tras esto?
-Después de ser eficiente y reutilizar el agua, si no hay otra solución, se puede desalar agua para uso de boca, no de riego. Por ejemplo, Israel ya ha hecho toda esta fase previa y ha construido desaladoras. Los trasvases en California e Israel tienen sentido, pero antes hay que gestionar bien la demanda.
-¿Y en España?
-No soy un experto sobre lo que sucede aquí. Lo dicho, primero lograr la eficiencia y después hacer la parte técnica que dependerá de los costes, los aspectos políticos y técnicos. Las desaladoras tienen sentido siempre que sea para las zonas costeras y si no hay necesidad de subir el agua para llevarla. Respecto a los trasvases, el problema es que resulta difícil mover el agua, requiere energía, por lo que se pueden hacer si el coste tiene sentido política y económicamente. En Libia, bombean agua del subsuelo a otro sitio. Económicamente no resulta eficiente, pero para ellos políticamente sí lo es.
-Israel y Palestina cooperaron con el agua. Dígame más casos.
-La buena noticia es que donde hay tensión hay cooperación con el agua. India y Pakistán firmaron un acuerdo respecto al río Indus. En la guerra, India pagaba a Pakistán por el uso del agua. Otro caso es el que decía usted. Sucedió en medio de la segunda Intifada. Las autoridades palestinas e israelíes hicieron un anuncio conjunto en Prensa pidiendo que durante la guerra se respetaran las infraestructuras hídricas. Siempre hay cooperación con el agua, incluso entre dos países que están en guerra.
-¿Y en un futuro? Porque Stern en su informe prevé que si la temperatura se incrementa 2 ºC habrá entre un 20 y un 30 por ciento menos de agua en África y el Mediterráneo. Y si sube 3 ºC habrá serías sequías en el sur de Europa y 4.000 millones de personas sufrirán escasez.
-El agua crea conflictos y se usa como arma política, pero no es un recurso como el oro, el petróleo o los diamantes de los que sacan beneficios. La energía de mover el agua es cara, hay soluciones más eficientes. Por ello, pienso que el problema futuro no es tanto por el cambio climático, sino por un aumento de población y la pobreza, además de la contaminación. El problema a solventar es grande y la única solución es cooperar.
-Quizá la desalación puede ser una solución en países ricos. Pero, ¿y en África?
-Ése es el problema. La mayor destrucción de la que hablamos sucede en países en desarrollo de África y Asia. Tiene que haber voluntad política global para resolver el problema. EE UU no es un buen ejemplo. Sólo da el 0,25 por ciento de su PIB para cooperación internacional. Los países industrializados han de tener voluntad para ayudar a países en desarrollo.
-¿Qué opina de la lluvia artificial? Muchos expertos dicen que reduce el agua en otras zonas.
-Es cierto. Ya pasó entre Israel y Jordania, y el resultado fue que en Jordania llovía menos. Si coges una nube y la quitas, llueve más en un sitio, pero menos en otro. Casi nadie lo hace. Es más fácil ducharse de forma eficiente que hacer llover.
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