Elecciones europeas
El oyente Rubalcaba
Es la primera vez que un candidato no participa
MADRID– Ocho años en el Gobierno y 11 de secretario general del PSOE. Zapatero dirá esta semana simbólicamente adiós –aunque le queden unos meses más– al Parlamento y a su partido. Será su despedida porque, aunque no haga la más mínima concesión al sentimiento, es plenamente consciente de que se va ya. Como él, lo saben los españoles, pero lo saben sobre todo los socialistas que, después de la debacle del 22-M, con mayor o menor entusiasmo están deseando pasar la página del «zapaterismo». Después, tras el vigésimo segundo debate de la nación, empieza para el PSOE una nueva era, la de Alfredo Pérez Rubalcaba. Un tiempo que unos barruntan breve y otros no tan corto a tenor de las cualidades que se le atribuyen al vicepresidente primero.
Despegarse del Gobierno
El sábado próximo, con una cumbre de secretarios generales en Ferraz, Rubalcaba tomará ya las riendas del PSOE. Y poco a poco veremos a un candidato cada vez más despegado del Gobierno y más entregado a la agenda del partido y a su programa electoral. Es probable que en julio, y no en septiembre como pensó en principio, anuncie su salida del Ministerio de Interior y la Portavocía para tener más libertad en sus planteamientos electorales. Dicho de otro: para soltar lastre. De algún modo ayer durante la reunión que mantuvo con alcaldes y portavoces municipales de su partido quedó explícito que a partir de ahora, el candidato tomará distancia de las decisiones del Ejecutivo e irá escribiendo su historia propia.
Rubalcaba hereda de Zapatero una crisis que asola empleos; un partido que no encuentra consuelo tras haber obtenido el 22-M el peor resultado de su historia y un electorado que no encuentra hoy por hoy demasiados motivos para volver a confiar en el PSOE. Aun así, lo dará todo. Y si para ello ha de renegar de lo hecho o lo dicho, no dudará en hacerlo. La elección de algunos nombres de su Comité Electoral ya es, en cierto modo, un guiño a la socialdemocracia de la que Zapatero ha abjurado. Muchos se han preguntado por el papel que jugará en el Debate de la Nación de esta semana. No esperen ninguno. Estará de oyente, un papel insólito en un Debate de la Nación para un candidato a la Presidencia del Gobierno. Será la primera vez que un aspirante a inquilino de La Moncloa no se mida con quien se enfrentará en las urnas. Y es que desde 1983 que se inauguró el Debate de la Nación, es la primera ocasión en que el presidente del Gobierno y el candidato de su partido para las elecciones no llevan el mismo nombre. Cuando Aznar protagonizó con Zapatero su último debate de política general en 2003 aún no había sido designado para el cartel electoral del PP Mariano Rajoy. Así que aunque les pese a algunos en el PSOE, será Zapatero quien se mida el martes y el miércoles con los distintos portavoces de los grupos parlamentarios. La situación es tan compleja que el presidente del Gobierno, y no sólo por cuestiones económicas, quedará maniatado para hacer nuevos anuncios porque en pocos meses él ya no será ni presidente del Gobierno ni candidato del PSOE. Es lógico que sea Rubalcaba, en su condición de cartel electoral, quien vaya desgranando su programa y sus propuestas en las próximas semanas.
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