Bruselas
Psicología del pepino
La crisis del pepino ha certificado que somos un país que no cuenta, de segunda categoría, al que se puede atacar sin problemas. Es lo que tiene formar parte de los «Pigs». ¿Y el Gobierno? Ni está ni se le espera
Enredados en sesudas cavilaciones sobre la enésima reorganización del PSOE, la crisis de la cucurbitácea nos ha descubierto cruelmente en la segunda división europea. Para los euroburócratas de Bruselas, «pigs» (cerdos) son naciones gravosas, gamberras y sin solvencia contable, tales como Grecia, Irlanda, y luego Portugal. España era la cuarta para entrar en la cochiquera, y en el filo estamos. Nos ha puesto en sitio la senadora-ministra de la ciudad autónoma de Hamburgo declarando al mundo que la bacteria asesina del pepino era española. Cuando se infecte el yogurt señalarán a Grecia, el virus de la patata lo achacarán a Irlanda y los parásitos del bacalao, a Portugal. El batallón de los pobres y desorganizados no tiene credibilidad. En una semana la rubia hamburguesa se ha desdecido sin pedir disculpas y cuando la alarma ha cundido de Rusia a EE UU. Del presidente sólo se sabe que su fantasma vaga en la noche por el Salón de las Columnas de La Moncloa. El vicepresidente Rubalcaba está ocupado con su candidatura. En Sanidad, Leire Pajín ha engolado la voz pero no ha tomado el avión a Alemania a poner las gónadas que presume tener. La pobre Rosa Aguilar, que ni es ministra de Agricultura, ha ido al Parlamento Europeo como una monja llorosa. Nunca supuse que echaríamos de menos a María Teresa Fernández de la Vega.
La desaparición de nuestro Gobierno ha consumado un daño irreversible; no es la pérdida de tantos millones de euros sino que se ha acabado la campaña hortofrutícola y la confianza del mercado. Reclamaremos al maestro armero porque Alemania no pagará indemnizaciones porque ya reparte demasiado dinero entre los «pigs» y la Comisión Europea no la obligará a ello, como ya ha hecho otras veces. Los belgas llevan un año sin gobierno pero al menos atienden la agenda. Aquí seguimos en la estratosfera de las grandes ocurrencias como la ley de igualdad. Dicho en jerga popular nos han dado por donde amargan los pepinos. Las aventuras de la cucurbitácea retratan la miseria cerdosa en que nos ha dejado caer estos panaderos de la felicidad universal. Nos importa un pepino.
Florido pensil
Retomo el hilo de Ariadna desmadejado inteligentemente por Ángela Vallvey en estas mismas páginas, porque una frase también vale por mil discursos. Zapatero: «La tierra es del aire». «Mi patria es la libertad». «En la crisis hay que comer conejo». «Queremos que los ciudadanos consuman menos alcohol y tabaco. Eso es ser de izquierdas en el siglo XXI». «La igualdad de los sexos es mucho más efectiva contra el terrorismo que la fuerza militar». María Antonia Trujillo (que fue ministra de Vivienda): «No conozco Benidorm ni lo quiero conocer». «Repartiremos zapatillas para que los jóvenes busquen piso». Leire Pajín (Sanidad): «¡A ver si una ministra no puede nombrar a quién le salga de los cojones!».
Carmen Calvo (Cultura): «El dinero público no es de nadie». «Si muchos nos hemos negado a la barbaridad de la Guerra de Irak es porque sigue viva una relación con el mundo árabe. Miguel de Cervantes, sin ir más lejos, estuvo en Argel y Orán». «He sido cocinera antes que ‘‘fraila''». «Queremos que la UNESCO legisle para todos los planetas».
Trinidad Jiménez (Exteriores): «A veces me gusta buscar en Zara porque tiene los básicos, y en Blanco porque tiene ropa muy exótica y muy graciosa, son muy fashion y muy raras». Rosa Regás (Biblioteca Nacional): «La derrota de Aznar fue una alegría más grande que la muerte de Franco». «Barrabás fue uno de los ladrones crucificados junto a Cristo».
Miguel Sebastián (Industria): «Bombillas de bajo consumo» (chinas y tóxicas por mercurio). «Quítense la corbata y bajen el aire acondicionado» (y las mujeres ¿qué se quitan?). Bernat Soria (Sanidad): «Al Presidente Zapatero yo le daría el Premio Nobel de la honestidad y la solidaridad». «La izquierda cura más enfermedades que la derecha».
Maleni Alvárez (Fomento): «A Esperanza Aguirre la colgaría de la catenaria del tren». (Luego viajó a Siberia a estudiar la nieve).
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