Feria de Málaga
Diez toricos y una jotica
Zaragoza. Séptima de la Feria de El Pilar. Se lidiaron toros de Parladé, desiguales de presentación, de escasa fuerza y poder, el 1º como sobrero, el 3º, con calidad, pero a menos, el 4º, bueno y a menos; el 6º, dejándose pero bajo mínimos. El 2º, sobrero de San Mateo, sustituido por otro de San Pelayo, con calidad pero sin poder; y el 5º sobrero de Las Ramblas, deslucido. Tres cuartos de entrada.El Cid, de negro y oro, casi entera atravesada (saludos); estocada, aviso, descabello (palmas). Miguel Ángel Perera, de azul y oro, pinchazo, casi entera (silencio); media (silencio). Daniel Luque, de verde manzana y oro, estocada, aviso (saludos tras petición); estocada (oreja).
Salía el sexto, cuando ella y él bailaron una jota en una parte del tendido. El público coreaba al compás con las palmas y el toro hacía lo que podía ante el espesor mental que se había apoderado de nosotros. Y como para no hacerlo. Diez toros diez vimos rodar por el ruedo. Algunos se salvaron y otros volvieron por la puerta de toriles haciendo del festejo la historia interminable y en el intento de conseguir el récord de número de ganaderías. Ni un euro hubiera dado por el toro que cerró plaza, milagro éste sí de Parladé, divisa anunciada que puso en bandeja remiendo de distinta hechuras, pero todos contagiados por la falta de fuerza. A modo de virus irrefrenable. Daniel Luque vio donde otros desistimos. Y como el toro andaba cansado quizá desde antes de salir de toriles, nos centró la atención en un golpe de arrimón osado, dejando que el pitón casi le hilvanara la taleguilla. A partir de ese momento, se atemperó en parte y por el izquierdo fue robando al toro muletazos de bajo poder, parsimoniosa embestida y bonito trazo. De uno en uno trabajado. Antes de que nos diéramos cuenta y con lo que llevábamos en lo alto, nos había metido en la faena. Mérito suyo gobernar en mentes dispersas. Mérito de la maldición del pañuelo verde abandonarnos en la desidia mientras el paso del tiempo nos dejaba inéditos. A Luque se le pidió también la oreja del tercero. Un toro que se dejó hacer pero se apagó al menor soplido. El inicio de faena de Luque, mientras había historia que contar, tuvo realce.
A El Cid le tocó el buen cuarto. Frase hecha. El toro tenía un pitón izquierdo muy bueno al entregarse en la embestida humillado y desplazarse un tranco más sin importarle. Cid lo vio y por ahí comenzó el lío en tandas ligadas y limpias. Esperábamos el cambio de sino de la tarde, pero se frustró. Más apagado el toro, el camino se hizo angosto. Abrimos boca ya con un sobrero para Cid, esta vez también de Parladé. Muy justito el toro quería ir más por el derecho, descolgado el cuello... Pero sin romper.
Perera se hartó de parar toros. Primero el de Parladé. Pañuelo verde. Después el de San Mateo. Pañuelo verde. Desidia con el de San Pelayo, bajo de presentación y con calidad pero sin fuerza. La cosa no fue. En el quinto el de Parladé se fue como había venido, pero acompañado de los cabestros, que hicieron la actuación estelar de la feria. El de Las Ramblas que vino después, sin clase y defendiéndose, no arregló ni un recuerdo.
Los corrales debieron quedar limpísimos. Diez toricos, diez, y una jotica.
El cartel de hoy
Toros de la ganadería de Alcurrucén para Curro Díaz, Juan Bautista y Leandro
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