País Vasco

Los costes del pacto de estabilidad entre el PNV y el Gobierno por C Rodríguez Braun

La Razón
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¿Cuánto va a costar el acuerdo entre el PNV y el Gobierno?
– En términos políticos, costará a los ciudadanos la permanencia de Zapatero hasta el final de la legislatura. Es un gran coste pero al mismo tiempo es el principal objetivo de los socialistas, que por eso les han dado al PNV prácticamente todo lo que pedían, y han colocado en una desairada posición a Patxi «Papelón» López.

¿Y en términos económicos?
– La permanencia del Gobierno ya de por sí es un coste económico, vista su notoria incapacidad para afrontar las dos tareas económicas imprescindibles para salir pronto y bien de la crisis: bajar el gasto público y los impuestos, y abrir los mercados. El Gobierno no está dispuesto a hacerlo, y este acuerdo consolida la equivocada idea de que necesitamos más intervención para que la economía se recupere, cuando en realidad necesitamos menos.

¿Pero tiene costes económicos específicos este pacto?
– Sí. Incrementa el gasto público en diversas inversiones en el País Vasco, bien nuevas o bien ya planificadas que se adelantan o comprometen, lo que equivale a una subida de impuestos para el conjunto de los ciudadanos. También habrá más burocracia con la incorporación de los técnicos de la Hacienda autónoma a la delegación española en el Ecofin, las políticas de empleo y posiblemente la inspección bancaria, lo que animará a que otras CC AA reclamen lo mismo, en un proceso que multiplicará los costes y también el ridículo.

¿Se romperá la caja única de la Seguridad Social?
– Eso no está claro aún, aunque queda abierta la posibilidad de traspasar la gestión económica de la S.S. a la autonomía. Hay que recordar que los nacionalistas han sido muy cuidadosos a la hora de reclamar abiertamente esa ruptura, porque saben que puede alarmar a los propios vascos, y enfrentar a los nacionalistas con importantes grupos de presión, como los sindicatos. Asimismo, no puede olvidarse que la situación financiera de la S.S. es delicada, y a los nacionalistas no les interesará reivindicar algo tan simbólico como las pensiones cuando el sistema sin reformas puede afrontar desequilibrios en un futuro más o menos lejano.