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Tanovic y su eterna guerra

El director regresa al escenario de los Balcanes en «Cirkus Columbia» 

«Cirkus Columbia»
«Cirkus Columbia»larazon

Bosnia y Herzegovina, 1991. Los comunistas han perdido el poder y Divko Buntic vuelve al pueblo en el que creció a reclamar su casa familiar. Después de 20 años de exilio en Alemania, Divko aparece en su ostentoso Mercedes con su joven novia, Azra, y Bonny, un gato negro que le da suerte. Trae los bolsillos llenos de marcos alemanes, dinero que utiliza para desahuciar a su esposa Lucija, de la que está separado. Sin embargo, hace lo posible por reencontrarse con su hijo Martin. La caza diaria del gato –que se ha perdido–, mina la frágil relación de Divko y Azra y da pie a una atracción intensa entre Azra y Martin. Ocupados como están en estos menesteres y en sus preocupaciones cotidianas, la mayoría del pueblo parecen hacer caso omiso del rumor de disturbios políticos: Croacia se ha independizado, todos los yugoslavos se ven forzados a definirse y los serbios empiezan a bombardear Dubrovnik. A pesar del estado de suma alerta, muchos no pueden imaginarse todavía que nada ni nadie pueda separar a Bosnia y Herzegovina.

Basado en la novela homónima de Ivica Dikic, Danis Tanovic (Oscar por «En tierra de nadie») presenta su cuarto largometraje relacionado con la guerra que en los años 90 asoló los Balcanes y en la que él trabajó cuando estuvo en el ejército filmando de forma real y haciendo documentales: «He dedicado gran parte de mi carrera cinematográfica a la guerra y sus consecuencias», aclara. La película inauguró el Festival de Sarajevo y ha sido seleccionada en Venecia y Toronto. «La novela es de un amigo mío. Le pedí permiso para destrozarla y me lo dio. Luego colaboró y trabajamos juntos en el guión». Una guerra que tiene su origen en las pretensiones nacionalistas de los distintos pueblos que conformaban la antigua Yugoslavia. «La raíz fue el deseo del pueblo serbio de vivir juntos, de ser los números uno en la zona porque eran los más numerosos y para ello quisieron eliminar a los demás. Es una guerra de territorios, aunque si "deconstruyes"todos los motivos abstractos de la guerra –ideología, religión, etc.– y lo analizas de forma lógica y coherente, te das cuenta que las raíces de esos conflictos son la envidia, la avaricia y el miedo». El mecanismo en ésta y todas las guerras nacionalistas es el mismo, vecinos de toda la vida acaban odiándose a muerte: «Cuando hay conflictos de esta índole, siempre es igual, se expulsa a los que sobran. Alguien los ha convencido de que eso es justo. Hay un sistema que deja de funcionar y para aplicar otro sistema hay que eliminar a los anteriores. Donde hay nacionalismos, sea el país que sea –ustedes los españoles lo saben bien–, hay problemas. Hay que tener una mente muy estrecha para creer que por haber nacido en un lugar eso significa algo o que te hace ser mejor por el sólo hecho de que es lo tuyo». Y aunque la situación en los Balcanes parece estable ahora, el director apostilla: «Con los nacionalismos nunca se puede estar tranquilo, en cualquier momento pueden rebrotar».

Hasta ahora, toda su filmografía está relacionada con la guerra, pero no descarta otros campos de trabajo. «Sí, por supuesto, pero yo vivo en Bosnia y esa es la realidad que vivo, la guerra y sus consecuencias». Porque, aunque la situación ha cambiado, «todavía la gente sigue teniendo miedo, está dividida y va a costar generaciones volver a establecer la confianza, pero con el tiempo llegará. Al final, habrá perdón».

 

El detalle
EL OSCAR DE ALGUIEN

Danis Tanovic (Zenica, Bosnia y Herzegovina, 1969) ha abordado el tema de la guerra en toda su filmografía. «En tierra de nadie» ganó el Oscar y el Globo de Oro a la Mejor Película en habla no inglesa en 2001, así como los premios al Mejor Guión del Festival de Cine de Cannes y de la Academia de Cine Europeo. El film obtuvo más de 40 galardones internacionales, lo que la convierte en una de las cintas más galardonadas de la historia del cine.