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Buenos Aires

Messi entre el fastidio y la falta de apoyo

Lionel Messi completó este viernes sus primeros noventa minutos en la Copa América con una mezcla de desazón y fastidio, y con la sensación de que la selección argentina deberá hacer profundos ajustes para arroparle como lo hace la estructura colectiva del Barcelona.

"No fue lo que esperábamos ya que era un partido que teníamos que ganar, pero dentro de poco hay otro y no hay que volverse loco por haber empatado (1-1) con Bolivia", dijo al salir de los vestuarios el astro del fútbol mundial.

"Lo intentamos todo, pero hubo cosas que no salieron bien. Fue un partido raro. Hay que seguir creciendo y mejorando", añadió quien fue considerado el mejor jugador del encuentro que inauguró en la ciudad de La Plata la 43 edición del torneo de selecciones más antiguo del mundo y que recibió sin un atisbo de sonrisa.

Si bien no lució con la misma brillantez que en el Barcelona, la 'Pulga' fue el futbolista más determinante del equipo de Sergio Batista en el primer tiempo. De sus botas salieron las mejores jugadas de la Albiceleste, entre ellas dos "pases-gol"a Ezequiel Lavezzi y a Carlos Tevez que los puntas del Nápoles y del Manchester City, peleados ayer con el partido, se encargaron de dilapidar.

Pero, extrañamente, a Messi se lo vio discutir varias veces con el árbitro uruguayo Roberto Silvera e incluso se trenzó en un fuerte enfrentamiento verbal con el defensa boliviano Ronald Raldés, con manotazos de ambos incluidos. Veintiocho pases correctos e influencia decisiva en el ataque le convirtieron en el más destacado del primer tiempo.

En la etapa complementaria a Messi se le apagó la luz. Pasó varios minutos sin tocar el balón, se le vio nervioso y se perdió en la confusión que envolvió al equipo argentino, al que salvó su amigo Sergio Agüero con un golazo en el minuto 76. Completó su noche con una declaración impropia de su figura, al calificar de "gol de mierda"el marcado por Bolivia al comienzo de la segunda etapa.

Nada más asumir como seleccionador, Sergio Batista dijo que su objetivo sería que Argentina jugara como el Barcelona, con Messi como eje del equipo. A juzgar sólo por lo visto ante Bolivia, el cuadro albiceleste deberá plantearse algunos cambios de nombres si pretende dar el primer paso en la búsqueda de ese objetivo.

En el conjunto catalán, Messi es más definidor de jugadas que creador, función de la que se encargan Xavi e Iniesta. En Argentina, Leo tiene que bajar exageradamente a buscar el balón porque, queda claro, ni Ever Banega ni Esteban Cambiasso tienen las mismas características de los cerebros azulgranas.

En el Barcelona, el brasileño Dani Alves pasa como un rayo por la banda y asiste muchas veces a Messi, cosa que no hacen en la Albiceleste ni el veterano Javier Zanetti ni mucho menos Marcos Rojo, un central devenido en lateral izquierdo.

El equipo español hace un culto de la posesión y la circulación prolija de la pelota, mientras Argentina, más anárquica, la traslada cadenciosamente con Banega, uno de los fetiches de Batista, o vertiginosamente con Tevez o Lavezzi.

Le falta trabajo a la selección para no ser Messidependiente. Quizás haya llegado la hora de otros intérpretes, como 'Kun' Agüero y Javier Pastore, capaces de tocar mejores melodías en la banda que dirige el barcelonista.