ERE
Cháchara sin clientela
Hace tiempo que a nuestros sindicatos no les preocupan los trabajadores. Menos aún los parados. De lo contrario, no hubieran mantenido estos años de compadreo con el Gobierno que disparó el desempleo a cifras insólitas. Que no abanderen promesas rotas. CC OO y UGT han sido cómplices de un cáncer económico y social que ahora exige cirugía de riesgo y radioterapia agresiva. Los españoles son conscientes de que un partido irresponsable y unos sindicatos apesebrados nos han conducido a esta situación. Por eso han puesto a cada uno en su sitio. Al PSOE, en una situación de descrédito que si no resuelve bien le condenará a un futuro de irrelevancia política. De los sindicatos, sencillamente, pasan. Se han revelado como una carga innecesaria de intereses corporativos con la defensa de los trabajadores como coartada. A unos y otros se les llena la boca de derechos con una retórica falaz que ya no engaña a nadie. No hay derecho alguno que conservar sin un empleo. Y, lo que es peor, sin la esperanza de conseguirlo a la que condenan a cinco millones de parados estos sindicatos mutados en negociados de caciquismo y corrupción que el viento de la nueva realidad se llevará para siempre. El domingo saldrán a esa calle que ya no es suya. A vociferar juntos tras la misma pancarta. Movilizarán a sus muchos liberados unos, y a su menguante militancia otros, para encontrar su minuto en las televisiones. El resto, la inmensa mayoría, disfrutará del domingo porque el lunes volverá a trabajar duro para que su empresa funcione y pueda conservar su empleo. O seguirá confiando en que las reformas les permita recuperarlo cuanto antes. Nadie espera ya nada de la cháchara inane de esta izquierda agotada.
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