La Habana
Castigo republicano al eje chavista
El Congreso borra las ayudas a Venezuela, Bolivia y Argentina
madrid- La austeridad que impone la crisis en las maltrechas arcas públicas estadounidenses está resultando un «arma letal» para castigar a los «enemigos» de Estados Unidos. Con la mayoría en el Congreso, los republicanos han logrado imponer una política de tijeretazos a todos aquellos gobiernos, en especial a cuantos gravitan en la órbita bolivariana del presidente venezolano, Hugo Chávez, y a organismos multilaterales que, de una u otra manera, desafían constantemente la política exterior de la Casa Blanca.
El drástico plan de recortes impulsado por el legislador conservador de Florida Connie Mack, que pretende ahorrar al contribuyente 6.400 millones de dólares del abultado presupuesto que los demócratas habían destinado en las cuentas del próximo año para el departamento de Estado (51.000 millones, también para operaciones exteriores), supone además un claro desafío al presidente Obama y a su potestad para dirigir la acción internacional.
Desafío a Obama
Especialmente porque también plantea un recorte de fondos a Pakistán, Yemen y Egipto –aliados en la lucha contra el terrorismo islamista–, así como a Líbano y a la Autoridad Nacional Palestina, actores cruciales para la estabilidad en Oriente Medio.
Los republicanos presentaron la enmienda en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes con la máxima de que resulta ridículo seguir financiando a países que no apoyan «los ideales de libertad, seguridad y prosperidad» e «interfieren o ponen resistencia» a los procesos democráticos allá donde se produzcan. Por un ajustado margen, de 23 votos a favor y 16 en contra, el Comité aprobó recortar los fondos para Venezuela y sus satélites bolivarianos (Nicaragua y Bolivia), pero también a Ecuador y Argentina por las peligrosas «simpatías» de sus gobiernos con Chávez. Por ahora, el Perú de Ollanta Humala se salva de la quema, quizá porque aún no ha arrancado su gestión.
También se reducen un 25 por ciento las aportaciones a Naciones Unidas y bloquean 48,5 millones de dólares destinados a la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, por ser «un organismo antiestadounidense», en palabras del congresista Mack.
Aunque el bloqueo tiene nulas posiblidades en el Senado, donde los demócratas tienen el control, las enmiendas representan una oportunidad para que los republicanos liderados por la presidenta del Comité, la veterana congresista cubano-americana Ileana Ros- Lehtinen, marquen terreno y den un toque de atención a la acción exterior presidencial y a los países que han quedado señalados.
El debate estuvo salpicado por un duro intercambio de golpes entre demócratas y republicanos. Los primeros acusaron a la mayoría en la Cámara de «echar en brazos de Chávez» a buena parte de los países que figuran en la «lista negra», mientras que sus oponentes se defendieron en el derecho del contribuyente a no seguir financiando al «enemigo».
«¿Por cuánto tiempo más deberá Estados Unidos subsidiar actividades que van en contra de sus intereses nacionales?», preguntó el republicano por Florida, David Rivera. Los demócratas, entre ellos Eliot Engel y Gregory Meeks, ambos de Nueva York, replicaron que es un error «meter en el mismo saco» a todos los países y que, en vez de una política aislacionista, Estados Unidos debe continuar apoyando los programas de desarrollo para hacer avanzar la democracia en la región.
Polémico debate
En declaraciones recogidas por Efe, Engel expresó su «decepción» por la decisión de Ecuador de expulsar al embajador de EE UU, pero destacó que «no pondría a Ecuador en la misma categoría» que al resto de los países.
Eliminar la ayuda estadounidense lo único que consigue –remarcó– es acercar más a esos países al régimen de Chávez, argumentó Engel. Citando el ejemplo del acercamiento de Colombia con Venezuela, Engel dijo que «hay que tener cuidado de no hacer generalizaciones».
Al advertir de las repercusiones de cortar parte de la ayuda a esos países, Gerry Connolly, demócrata por Virginia, calificó la enmienda como un «arma burda» que «vulnera los esfuerzos diplomáticos» de EE UU y, en todo caso, «debería ser un último recurso».
Por su parte, el legislador demócrata de California Howard Berman insistió en que el texto de la enmienda de Mack no hace una distinción entre la ayuda que la Casa Blanca otorga a los gobiernos y la que, por ejemplo, entrega a organismos de las regiones cuyos gobernadores y representantes locales se oponen a las políticas de los gobiernos centrales.
Exultante, el congresista Mack también celebró que el Comité aprobara bloquear 48,5 millones de dólares a la OEA. La enmienda, presentada de hecho por Mack, especifica que «ninguno de los fondos será autorizado para las contribuciones a la OEA».
Durante la audiencia, Mack sostuvo que la OEA es una organización que «ha fallado» a América Latina y la acusó de apoyar a los gobiernos de algunos países como Venezuela, con los que Estados Unidos mantiene unas tensas relaciones. «Cada vez que nos giramos, la OEA, en vez de apoyar las democracias, respalda y mima a los Hugo Chávez» de la región, dijo. Por eso, el congresista se mostró satisfecho de que el Comité acabe «con el gasto del dinero de los contribuyentes estadounidenses en una organización antiestadounidense».
La respuesta del eje bolivariano se producirá a buen seguro en las próximas horas, cuando tienen previsto reunirse en La Habana buena parte de los «damnificados» por la decisión del Congreso. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que tensó el pasado abril la cuerda con Estados Unidos al expulsar a la embajadora Heather Hodges por unas filtraciones de «Wikileaks» en las que ésta insinuaba que Correa está al tanto de la corrupción policial, se desplazó ayer a Cuba para visitar a Chávez. Con él celebrará que los tres directivos y el jefe de opinión del diario «El Universo» han sido condenados a tres años de cárcel y a pagarle 40 millones de dólares por publicar una columna de opinión en su contra.
Cae el apoyo a Obama
La tasa de paro y las difíciles negociaciones sobre la deuda pública han hecho caer la popularidad del presidente de Estados Unidos durante el mes de julio por debajo de la de su principal rival en las presidenciales. De acuerdo con la última encuesta de Public Policy Polling, Obama recibe el apoyo del 46% de los encuestados, mientras que Mitt Romney se ha hecho con el respaldo del 51%. Todo ello a pesar de que Obama ha batido recientemente el récord histórico de donaciones obtenidas por su equipo de campaña electoral.
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