Bruselas
Sarkozy se queda con el liderazgo político
Es un presidente que se crece declarando bombardeos y buscando la paz. Por eso, Nicolas Sarkozy, que ya sacó pecho en Georgia y en Gaza, no quería que le quitaran su lugar bajo los focos en la ofensiva contra el régimen de Muamar Gadafi.
Y eso, a pesar de que tenía a casi todos en contra: unos, como Barack Obama, deseosos de abandonar un papel de mando mal visto entre sus votantes; otros, como Turquía, preocupados por lo que se califica de «borrachera intervencionista» francesa.
Sarkozy se presentó ayer ante la prensa satisfecho tras haber logrado la cuadratura del círculo que buscaba: la OTAN centrará su control en la compleja operación de mantener la zona de exclusión aérea, mientras que la protección de civiles, que también autorizó el Consejo de Seguridad, y que se ha ensanchado hasta justificar la masiva campaña de bombardeos por todo el territorio libio, seguirá desarrollándose por la coalición de voluntarios, cuyo liderazgo caerá en manos del directorio político propuesto por París.
Para celebrar el triunfo de esta bicefalia, que consagraron ayer desde el cuartel general de la Alianza en Bruselas, el presidente francés dijo, además, que presentará una iniciativa política y diplomática el próximo martes en Londres, donde se celebrará la primera reunión del directorio. En esta nueva aventura también buscó el apoyo del «premier» británico, David Cameron, quien ha sido su principal aliado para sacar, primero, la resolución adelante en el Consejo de Seguridad, y, después, para liderar la misión contra el régimen de Gadafi.
La propuesta franco-británica quiere probar que «la solución no puede ser sólo militar, sino también política y diplomática», dijo Sarkozy en la rueda de prensa posterior a la cumbre europea, aunque, sin embargo, no precisó en qué consistirá su plan.
La crisis de Libia ha acercado a Sarkozy y Cameron, quienes anudaron sus ideas mientras corrían ayer por un parque de Bruselas antes de que empezara la cumbre, y que fue uno de los puntos de la densa agenda de los líderes de la UE. Para borrar las huellas de la división que surgió entre los socios europeos respecto a la intervención contra Gadafi, a la que Alemania se opuso y de la que Malta se ha desligado totalmente, los Veintisiete mostraron «un amplísimo consenso» respecto a la misión, según dijo el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Las conclusiones de la cumbre europea subrayan que las acciones «tomadas en conformidad con el mandato del Consejo de Seguridad han contribuido significativamente a proteger a los civiles y las zonas habitadas bajo amenaza de ataque y ayudó a salvar vidas de civiles».
Zapatero se felicitó por la misión porque «por horas» se detuvo el ataque sobre Bengasi, la capital rebelde, en la que la represión posterior «podría haber causado muchas víctimas». La víspera, Sarkozy había dicho que sin la intervención de la coalición de voluntarios «Bengasi se hubiera convertido en otro Srebrenica», en referencia a la población donde los serbios masacraron a 8.000 bosnios.
Con las aguas tranquilas en la UE y en la OTAN, tras el visto bueno de Turquía a la participación en el bloqueo aéreo, la Alianza defendió ayer que mantendrá el control de sus propias operaciones. Eso sí, será parte «de un esfuerzo internacional más amplio», consagrando así la división entre el músculo aliado y la cabeza política que ha salvado para sí Sarkozy.
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