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Nadine Labaki sigue en guerra

La Razón
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La guerra de sexos puede llegar muy lejos, ya lo ha demostrado la literatura, el teatro y el cine mundial que ha labrado la mayor parte de sus comedias y también dramas a partir de las diferencias de dos géneros condenados a entenderse. La cuestión es aún peor cuando se vive en unas circunstancias políticas y sociales de por si violentas como Líbano. En una pequeña aldea de ese país las mujeres deciden tomar cartas en el asunto, pues los hombres utilizan cualquier excusa como buena para que exploten las riñas entre varones de una misma comunidad. La directora admite que las féminas «tenemos una responsabilidad como mujeres y como madres», aunque tampoco asegura que ellas gestionaran mejor la situación: «No sé que pasaría si llegamos al poder, pero suelen ser ellos los primeros en tomar las armas en los conflictos». «Y ahora, ¿ adónde vamos?» ha sido un filme mucho más complejo de rodar que «Caramel», aunque el éxito internacional de su primera cinta, incluido el Festival de Cannes, le ha facilitado mucho más la filmación de ésta, como ella mismo admite.

La experiencia personal de ver cómo gente cercana se enfrentaba le impulsó a cescribir el guión: «Estaba embarazada y me dio por pensar qué mundo dejaría a mi hijo. Entonces me di cuenta de que haría todo lo posible y lo imposible para proteger a la criatura que llevaba dentro, que es exactamente lo que hacen las mujeres del filme», argumenta la realizadora y actriz.

Pero, aunque se muestra muy dura con los hombres en general, también les concede un papel que algunos consideran un poco naif a los líderes religiosos musulmán y cristiano de la población. Ella prefiere definirlo como «utópico» y está segura de que el entendimiento es posible, pues es mucho más lo que les une que lo que les separa. Además, «es necesario para crear poner distancia, subrayando lo absurdo de la situación descrita a través del humor, lo que se convierte en algo fundamental para mí ».

 

Estar en casa
Parece una consecuencia lógica que, tras años viviendo de festival en festival, a Labaki le hayan tentado para rodar fuera de su país. Reconoce, efectivamente, que hay ofertas para filmar en otras lenguas y con mucho más presupuesto, pero, hasta ahora, ha dicho que no. «Creo que mi obra, por el momento, tiene sentido en Líbano. Hay muchas cosas por contar de allí y mi compromiso con mi tierra es muy fuerte», asegura la bella directora, que sigue reservándose un puesto en el «casting» de sus películas. Un esfuerzo que está dispuesta a seguir asumiendo.