Ken Russell el inglés incorrecto

El «hombre salvaje del cine británico», el «apóstol del exceso», el tipo «más malhumorado de la industria cinematográfica». En Reino Unido había muchas maneras para referirse a Russell. Ninguna rozaba las «medias tintas». Siempre fue un hombre de extremos y aunque su trabajo era amado y criticado a partes iguales, nadie pudo jamás negarle su genialidad. Se convirtió no sólo en el director británico más polémico, sino también en el primero en tener tres películas en estreno al mismo tiempo en los cines: «El amante de la música», «Los demonios» y «El novio».
El director falleció el domingo en un hospital británico a los 84 años. Su hijo Alex fue quien dio ayer la noticia sin especificar más detalles. Tras un breve romance con la fotografía y el baile, Rusell decidió que su mundo estaba en el set de rodaje. Antes de pasar a la gran pantalla, dejó huella en la BBC dirigiendo documentales o largos sobre músicos o compositores, como «Elgar» (1962) o «The Debussy Film» (1965). Inició una nueva forma de contar historias tanto en la forma como en el fondo, porque no tenía problemas para tratar temas delicados.

Entre sus trabajos destacan «Tommy» (1975) –inspirada en el musical teatral sobre The Who– y su «remake» de otro musical, «El novio», que le valió a la supermodelo Twiggy dos Globos de oro. Aunque su nombre siempre estará ligado al de «Mujeres enamoradas», protagonizada por Oliver Reed, que sirvió para romper el tabú del desnudo masculino. Basada en la novela de D. H. Lawrence, el director fue nominado al Oscar. En sus últimos años se tomó un descanso para dirigir óperas. Hizo algunas películas más, aunque a finales de los 80 su estrella había menguado y se centró en producciones de TV y documentales.

Un polémico desnudo
La escena de lucha libre junto a la chimenea entre Oliver Reed y Alan Bates quedó para siempre en la retina del público. Nunca se había mostrado un desnudo masculino frontal. Lo que no evitó la nominación al Oscar del director. A raíz de «Mujeres enamoradas», Hollywood se interesó por Russell, pero para él, Los Ángeles encarnaba el culmen de la corrupción.