Aviación

La medición de la velocidad del vuelo Río-París era errónea

La medición de la velocidad del avión que volaba entre Río de Janeiro y París era errónea, lo que desconectó el piloto automático cuatro minutos antes de que el aparato se estrellase, informaron hoy los investigadores.

En el momento del incidente, el comandante del avión se encontraba descansando, pero acudió a la cabina un minuto y medio después alertado por uno de los copilotos, precisó en un comunicado la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), encargada de las pesquisas.


La lectura de los datos de las cajas negras apuntan a una "incoherencia"en los datos enviados por los diferentes instrumentos de medición como origen del incidente.


Según la BEA, los motores del avión funcionaron y respondían a las órdenes de los pilotos.
El informe también señala que minutos antes del accidente, los miembros de la tripulación advirtieron de la entrada en una zona de turbulencias y que trataron de esquivarla dirigiéndose a la izquierda. En la maniobra aumentan las turbulencias en el aparato y la tripulación decide reducir algo la velocidad.


Dos minutos después se produce el incidente con la medición de la velocidad que provoca que se apague el piloto automático y el copiloto toma los mandos. Durante tres minutos, el avión se encuentra en caída libre, pero los datos registrados en cabina son erróneos.


El comandante regresa al puesto de mando y durante tres minutos trata de detener la caída.
"No tenemos ninguna indicación válida", asegura el comandante al poco de tomar los mandos del aparato. Cuatro minutos y 23 segundos después de que se produjera el incidente, las cajas negras dejan de contener datos, lo que se interpreta como el momento de la colisión.
Se trata de las primeras conclusiones de la lectura de las cajas negras del avión, rescatadas del fondo del océano a principios de mes.


En su último informe, antes de conocer los datos de las cajas negras, la BEA había apuntado a un error en las sondas de medición de la velocidad como causa del accidente que tuvo lugar el 1 de junio de 2009. Esas sondas, fabricadas por el grupo francés Thales, ya habían provocado incidentes en otros vuelos a causa del hielo, que les impedía medir la velocidad de forma correcta.