Tokio
Por qué Japón censuró este filme
El documental «The Cove» destapa la matanza de delfines en aquel país
Avalado por el Oscar al mejor documental, «The Cove», de Louie Psihoyos, no deja de sorprender con sus muchas implicaciones en terrenos como el medio ambiente (denuncia la contaminación de los oceános), la política internacional (desvela los tejemanejes y la compra de votos en la Comisión Ballenera Internacional) y las libertades civiles (aborda la censura tácita de los medios en Japón).
«Tal y como está construida la película, cada vez que la vuelves a ver surgen más cosas y los "malos"parecen peores. Al final comprendes, por ejemplo, que la razón por la que los delfines son tan tóxicos, y por la que su carne no debería venderse, es lo que el hombre está tirando a los oceános, no sólo en Japón, sino en todo el planeta», cuenta Psihoyos. Y añade: «Es una película política, sociológica, psicológica, ecologista y humanitaria. Funciona en muchos niveles, es muy compleja».
El entrenador de FlipperTodo surgió de un congreso, donde Psihoyos conoció a Rick O'Barry, ex proveedor de delfines para zoológicos y entrenador de los simpáticos protagonistas de la serie «Flipper», quien un buen día se pasó al otro lado para convertirse en activista y azote de la industria ballenera. Por él supo de Taiji, un pueblo costero de Japón donde cada año se lleva a cabo una matanza de delfines en una apartada cala. Hasta allí se fueron ambos para rodar la caza de los cetáceos con un pequeño equipo –buceadores, informáticos e ingenieros–. Lo hicieron camuflados, saltándose prohibiciones y sorteando amenazas y actitudes hostiles, incluso de la Policía local. «Ahora Rick y yo somos como dos colegas que hubieran vivido una guerra juntos», recalca el director.El documentalista cuenta que «el 26 de junio vamos a estrenar el filme en unos 25 cines de Japón, pero justo ahora un grupo de extrema derecha en Tokio está amenazando a los distribuidores. Por suerte, creo que podremos estrenar: los activistas están contraatacando. Todo esto está creando más interés del que podríamos generar con publicidad». Y se felicita porque «muchas personas por todo el mundo nos han dicho que les hemos abierto los ojos. Incluso en Japón, donde la gente no tenía ni idea de que esto ocurría, porque se mantenía en secreto».
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