Barcelona
El primer chiqui-park ilustrado
El Sónar Kids es una buena idea, tanto para la organización, como para los padres, como para los niños.
BARCELONA- La segunda edición del Festival Sónar Kids cerró ayer sus puertas con la sensación de que los padres del siglo XXI están ansiosos por distraer a sus hijos con las mismas cosas que les distraen a ellos. 6.565 personas llenaron un evento que reivindicó el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) como un espacio ideal para enamorar a los más pequeños. Los talleres robaron todo el protagonismo a las actuaciones musicales, una faceta que se puede mejorar mucho más hasta conseguir que el Sónar Kids pueda ser referencia mundial como es su versión adulta.Largas colas para los talleresEl éxito de esta edición se veía en las colas de los padres para apuntar a sus hijos a los diferentes talleres. Destacaron el protagonizado por el diseñador Josep Abril. Tantos niños alrededor de máquinas de coser podría recordar a un taller de Hong Kong, pero lo cierto es que los críos se lo pasaban de fábula y crearon variantes de un mono fucsia de gran imaginación, tanta o más que el delirio surreal de Galiano.También tuvo especial relevancia las paredes que había preparado Jordi Labanda para que los niños las coloreasen. Pintar las paredes de un museo de arte de la importancia del Macba está al alcance de Miquel Barceló o Tàpies y poco más. Dejarle la oportunidad a los niños es un atrevimiento tan genial que llamaba la atención. El resultado demostraba que para los niños los colores son mucho más importantes que los cuerpos que los contienen. Salían por todas partes, dando mucho más dinamismo y vida a las artificiosas lineas claras de Labanda.El Sónar ha apostado fuerte por esta versión ilustrada del «chiqui-park» y le ha dado grandes dividendos. Estar en la explanada del Cccb y ver bailar a padres y niños a ritmo de hip hop es algo tan tierno que pone los pelos de punta. El Sónar es un festival de música avanzada, lo más moderno del mundo. Rimbaud decía con razón que había que ser absolutamente modernos. Lo único absolutamente moderno es un niño, eso está claro, y la unión de Sónar y niños es una simbiosis perfecta.Del apartado musical destacó las clases de composición de Guillamino y el taller de DJ los profesores de Microfusa, pero los conciertos de la plaza central quedaron deslucidos. Parecía un mero patio de recreo. Las clases eran los talleres, por supuesto, pero cuando los niños se divierten más en clase que en el patio es que el sistema educativo funciona. Cuando un grupo de niños actúe en el escenario principal, el Sónar Kids será redondo.
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