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A pecho descubierto
La actual polémica sobre los implantes mamarios es el último toque de atención a un tema muy debatido: la cirugía de senos
E l escote es una importante arma de seducción, pero además se trata de una parte fundamental de la anatomía femenina: es la forma que tiene una madre de alimentar a sus hijos. Una mujer descontenta con la forma o el tamaño de su pecho puede sufrir problemas psicológicos. Pero el debate no se agota: ¿cirugía sí o cirugía no?
Parece que ahora la obsesión por tener una imagen perfecta va a pasar factura a miles de mujeres. Las autoridades sanitarias francesas han aconsejado a las cerca de 30.000 que en su día se implantaron prótesis mamarias de la empresa PIP (Poly Implants Prothèse) que vuelvan a operarse para retirarse la silicona. ¿El motivo? Puede producir inflamaciones y, en último caso, cáncer. En España fueron entre 8.000 y 12.000 las que confiaron en esta marca.
Según el Ministerio de Sanidad galo, se han detectado hasta veinte casos de cáncer en mujeres con prótesis «fraudulentas», ya retiradas del mercado por contener, en lugar de silicona médica, una industrial usada normalmente en ordenadores y baterías de cocina. Además de por el escándalo que ha causado la asociación de implantes y cáncer, la polémica ha venido porque Francia asumirá los costes que conlleva la cirugía para quitar los implantes mamarios.
Adictas al bisturí
El pánico ya ha comenzado a cundir entre todas aquellas que en su día se decidieron por la cirugía para mejorar su imagen. Aun así, no parece que el negocio vaya a perder muchas clientas. «Aunque puede que desciendan, las cirugías nunca morirán. Antes las mujeres no querían tener formas, pero con la vuelta de las curvas los implantes están a la orden del día», afirma el doctor Christian Chams, cirujano de caras tan conocidas como la de Isabel Preysler.
Muchos han sido los que se han visto atrapados por el poder de una delantera. Y no sólo hombres. Sofía Loren parecía sentir una atracción especial hacia los atributos de sus colegas, que en diversas ocasiones captaban su atención: famosas son las fotos en las que la actriz italiana quedaba hipnotizada con el escote de Jayne Mansfield. También ha sido el objeto de deseo de afamados artistas, poetas, pintores... Y, por supuesto, de las «celebrities». Ellas se desviven por lucir escotes de infarto en las alfombras rojas.
Algunas afortunadas nacieron dotadas con senos considerables. La exuberancia de Marilyn Monroe, la sensualidad de Scarlett Johansson o las curvas de Halle Berry que volvieron loco a James Bond son obra en exclusiva de la naturaleza. Sin embargo, otras menos dotadas se vieron obligadas a recurrir a las expertas manos de un cirujano y someterse al siempre temido quirófano para estar contentas con su figura. Demi Moore, a quien puede verse con una talla 80 en sus primeras películas(véase «Ghost»), se sometió a cirugía para interpretar su papel de bailarina en su película «Streaptease». El resultado fue tan artificial que al poco tiempo, descontenta con su nueva imagen y con más críticas de las que podía soportar, decidió reducírselo... aunque jamás volvió a su tamaño original. Los casos más famosos, como los de Britney Spears, Hillary Duff, Lindsay Lohan, Megan Fox o Nicole Kidman (una de las más adictas a los retoques), no tienen nada que envidiarle al producto nacional. Y es que desde que Ana Obregón abrió la veda –con el consecuente escándalo y chismorreo–, las españolas más célebres no han dejado de ponerse en manos de expertos cirujanos para retocarse los senos. «Celebrities» como Paula Echevarría, Sara Carbonero o Paula Vázquez han aumentado en algún momento el tamaño de sus senos.
La última en subirse al carro ha sido Romina Belluscio. La joven reportera quiso aprovechar la fama que le ha reportado su noviazgo con el futbolista Guti para renovar su imagen. Sin embargo, no es la primera vez que la periodista de «Espejo Público» pone su pecho en otras manos: ya se había sometido a una mamoplastia con anterioridad. De momento, parece que, con peligro o sin él, las famosas no renuncian a lucir siempre perfectas... Y el resto de las mortales, tampoco.
Formas y tamaños para todos los gustos
No hay un canon establecido. Están las que como Scarlett Johansson o Christina Kendricks tienen «too much» de forma natural o las que las lucen altas como Salma Hayek o Sofía Vergara. Al tipo esférico le sacan partido Bar Rafaeli o Elsa Pataky y los pechos-lágrima causan sensación en Sienna Miller o Eva Mendes. Las hay discretas como las de Charlize Theron o de «talla mínima», como las de Keira Knightley.
El dato
Ascienden a 20 las mujeres con cáncer
Las autoridades sanitarias francesas anunciaron ayer que 20 mujeres con implantes PIP (Poly Implant Prothèse) han declarado tener cáncer, aunque «aún no se ha establecido ningún vínculo entre los casos y las prótesis», agregó la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria.
LAS ÚLTIMAS EN APUNTARSE
Hace poco Miley Cyrus dijo ser fan absoluta de los pechos de Katy Perry, y, quizá por eso, ha decidido poner los suyos en manos de un cirujano. Su aparición en los premios CNN Heroes desató los rumores sobre su posible paso por el quirófano.
Victoria Beckham vive obsesionada con el físico. Su pecho ha sido siempre motivo de preocupación para «la Posh»: en 1999 se lo operó por primera vez y en 2007 decidió ponerse unos esféricos implantes que finalmente se retiró en 2009.
No se sabe si Penélope Cruz se ha operado el pecho o su aumento de talla se debe a que sigue amamantando a su hijo Leo, pero lo cierto es que ya lucía cambio de escote antes de quedarse embarazada.
El aumento de pecho de Sara Carbonero es uno de los más evidentes. La novia de Iker Casillas acudió en noviembre al hospital Nisa Pardo de Aravaca, en Madrid, y a los pocos días lucía dos tallas más de sujetador.
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