Sevilla
OPINIÓN: Esa caja oé
Algún amargo aventó hace un par de semanas esa cosa tan rancia del «respeto institucional» cuando en esta columna se hizo notar que las similitudes entre las voces «griñán» y «guiñapo» iban más allá de lo fonético. Pero la fusión fría de Cajasol con otras entidades de allende Despeñaperros nos permite retomar el argumento, en vista de que al presidente de la Junta se le ha desmontado el único vector confeso de su política, ese arcano: la creación de un chiringuito financiero regional, liderado por Unicaja, que lo pusiese (a él) en el mapa del dinero. Los bancos de Burundi, del archipiélago de Vanuatu o de Andalucía no existen, sencillamente, en el mercado global. Los de esta región depauperada, en concreto, ni siquiera son relevantes en el nacional. Griñán, que de otra cosa no pero de números sí sabe, era consciente de que para tener peso en el PSOE necesitaba una caja poderosa que financiase sus caprichos y regase a la clientela. Nada que hacer. Los curas de Cajasur le pusieron los cuernos con la clerigalla vascuence de la BBK y ahora el (presunto) amigo Pulido ha preferido encamarse con navarros, canarios y burgaleses antes que con los malagueños. Una pedorreta en toda regla para los profesionales de la inexistente «vertebración andaluza», esa mentira. Terminará alquilando San Telmo para celebrar bodas, bautizos y comuniones.
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