Estados Unidos

El alfabeto del rating tumba a la banca nacional

El recorte de la calificación dificultará la financiación de las entidades

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MADRID- El oráculo del rating ya ha puesto las cartas sobre la mesa y el Estado ya no tiene la última palabra. Una vez que la agencia Moody's recorte el rating de la deuda soberana de España, no habrá nada que frene el «efecto dominó» sobre el sector financiero nacional.

La rebaja de calificación de bancos y cajas –hasta 30 entidades, según la agencia– está condicionada por la pérdida de solvencia de España y supondrá un duro golpe a la financiación del sector. En resumidas cuentas, el rating mide la capacidad del emisor de devolver a los inversores la cantidad prestada, junto al interés pactado, en el tiempo y la forma prometidos en el momento de la subasta. Su fiabilidad, en pocas palabras.

Una rebaja de nota implica que el emisor de deuda tendrá más dificultades para pagar a sus acreedores. Por eso la labor de las agencias de rating es tan importante, ya que son las únicas que miden y califican la fiabilidad de la deuda de un organismo público o empresa privada.

Iván San Félix, analista de renta variable de Renta 4, asegura que «los costes de financiación de la banca subirán» tras la rebaja de rating del sector. «Las cotizaciones en bolsa de las entidades afectadas por el recorte caerán de forma significativa», añade San Félix. «El recorte de calificación de España implica una percepción de mayor riesgo para todas las empresas del país», concluye.


La «triple A», una rara avis
La «triple A», máxima nota que otorgan las agencias, ha desaparecido prácticamente del sector privado. «Casi ninguna empresa ostenta ya esta calificación», señala San Félix. Pero no ya en España, sino en todo el mundo.

La crisis se llevó las «Aes» por delante y sólo algunos países, líderes globales, las siguen manteniendo. Probablemente, las magnitudes macroeconómicas de los pocos Estados que ostentan la «triple A» no justificarían de forma estricta el mantenimiento de la máxima nota.

Alberto Roldán, jefe de análisis de Inverseguros, adelanta que 2011 será un «ejercicio complicado y peliagudo» para el negocio bancario. El jefe de análisis de Inverseguros señala que las emisiones de deuda de los bancos «compiten en rentabilidad con la deuda pública», y la alta cotización de los bonos estatales, unida al interés que han tenido que ofrecer los estados en las últimas subastas, dificultará el acceso de las entidades a este tipo de financiación.

«Las entidades domésticas son las que más van a sufrir», asegura Roldán. «La guerra del depósito va a pasar una factura importante al sector», añade. La lucha por ofrecer el porcentaje más atractivo para captar pasivo está incrementando de forma alarmante la deuda de algunos bancos.

Algunos están encontrando serias dificultades a la hora de devolver los depósitos a sus clientes. «España llega tarde a la oleada que sacudió los bancos de Estados Unidos y Alemania en 2008 y 2009», concluye, pero asegura que aquí también habrá problemas. Como sucede últimamente, los patitos feos del sector son las cajas de ahorros, ahora en plena reestructuración, que, en principio, debería estar lista antes de que concluya el año.