Sevilla
Chacón: «Si decimos cambio hacemos cambio»
«Rubalcaba se ha equivocado». Ésta fue una de las frases más oídas de la mañana. Que su discurso, directo a la razón, no iba a poder con la emotividad de Carme Chacón. Con el transcurso de las horas se vio que el contenido del ex vicepresidente pudo con los eslóganes de la ex ministra. Lo cierto es que la intervención de Chacón se pareció más a un mitin de campaña que a una exposición del rumbo que debe tomar el PSOE. La forma en que lo ejecutó recordaba a un acto político estadounidense, con las pausas adecuadas para arrancar aplausos y demás dictados del marketing. Fue mucho más enérgica y aplaudida que Rubalcaba, aunque en ocasiones tuvo que repetir varias veces la «palabra mágica» que debía dar pie a la ovación. Su tono inicial, más exaltado, se fue suavizando hacia la mitad final del discurso que casi llegó a la hora.
Algunos delegados confesaron con irritación que tuvieron «ganas de abandonar» el plenario y que faltó contenido a raudales. «No me presento para liderar una travesía del desierto», casi rugió en los primeros minutos. La decisión «relevante», dijo, es si «vamos a quedarnos quietos o vamos a avanzar». Su llamada a la «coherencia» también fue constante: «Si decimos primarias, hacemos primarias, y si decimos cambio, hacemos cambio». Las referencias a la política del PP, al «hachazo fiscal», cuajaron su discurso. «Llevan un mes de Gobierno y no han tomado ni una medida para crear empleo, aunque ya han impuesto su moral retrógrada y su doctrina en Educación», dijo antes de profetizar que «luego irán a por el matrimonio homosexual y la ley de igualdad». «Levantemos este partido. Ni un paso atrás», bramó. Hubo varios guiños a los movimientos ciudadanos y los sindicatos, a los que «acompañaremos en su movilización social».
Chacón cargó aún más las tintas cuando habló de laicidad y amenazó con romper con la Iglesia porque «llevamos 30 años aguantando». Fue uno de los puntos más vibrantes de su turno de palabra y en el que casi se deja la voz: «Queremos un Estado laico con todas sus consecuencias». Y también hubo para Angela Merkel. Criticó la «prepotencia de la derecha alemana», aunque reconoció que, si «algo hemos aprendido en los últimos años de crisis, es que nuestros problemas son inseparables de Europa».
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