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Hartazgo por Toni Bolaño
Los sindicatos han convocado huelga general para el 29 de marzo. Era una decisión anunciada. La ausencia de voluntad de diálogo por parte del Ejecutivo –los líderes sindicales no han sido citados ni una sola vez para acercar posturas– ha provocado una reacción sindical unánime a favor de la huelga general. La primera del Gobierno Rajoy que ha logrado encrespar los ánimos de los trabajadores sólo tres meses después de llegar a La Moncloa.
También tuvieron sus huelgas Suárez, González, Aznar y Zapatero. Felipe tuvo que aguantar cuatro protestas que, paulatinamente, le fueron alejando de sus apoyos tradicionales. Aznar sólo tuvo una y quiso ignorarla. Eso provocó que los socialistas hicieran las paces con una buena parte de los que le habían dado la espalda. Zapatero tuvo también su huelga general, que fue determinante en su derrota.
Seguro que había que cambiar el modelo de relaciones laborales, pero la propuesta del Gobierno rompe los equilibrios del mercado laboral. Nadie podía esperar que los sindicatos se cruzaran de brazos. El propio Ejecutivo espera que el paro se dispare este año. Llegaremos a los seis millones de parados porque la reforma, en sí misma, no crea empleo. Es más, puede destruirlo. Los nuevos parados serán personas que hasta hoy tenían empleo estable. El Gobierno ha abierto de par en par las puertas de salida del mercado de trabajo, pero nada hace esperar que la entrada deje de ser angosta.
Rajoy debe tomar buena nota. Las encuestas dicen que la mayoría no está por la huelga. Pero tampoco la reforma laboral suscita entusiasmo. Hay un cierto hartazgo ante la suma de recortes. La reforma es la gota que colma el vaso de la paciencia.
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