Elecciones en Estados Unidos

Obama pierde a los votantes de centro

El voto independiente, que le dio la victoria, se vuelve contra él. Su respaldo a construcción de la mezquita en la Zona Cero empeora la crisis demócrata 

Obama pierde a los votantes de centro
Obama pierde a los votantes de centrolarazon

La insistencia de Barak Obama por matizar sus palabras respecto a la posible construcción de la gran mezquita en la Zona Cero no es casual: el presidente de EE UU ha perdido durante los últimos meses el respaldo de esa amplia franja de no adscritos ni al Partido Demócrata ni al Republicano, de ese 40 por ciento de estadounidenses que, en gran medida, apoyó «el cambio» promulgado por Obama y le dio la victoria; y que ahora sigue preparado para cambiar, pero de bando.


La situación, latente desde hace meses, ha sido revelada por un sondeo de Ap-Gfk que asegura que sólo el 32 por ciento de los votantes independientes volverían a apoyar al Partido Demócrata en unas elecciones presidenciales, frente al 52 por ciento que lo hizo en 2008. Lo cierto es que aquellos votos, constituidos fundamentalmente por universitarios blancos, mujeres solteras y trabajadores que perciben menos de 50.000 dólares al año, fueron totalmente cruciales para que Obama ganara las elecciones

 

Ahora, la mayoría de estos grupos de población se han alejado del Partido Demócrata, sobre todo ante una incertidumbre económica a la que son más susceptibles. Es éste el problema que más preocupa a los votantes de uno y otro partido, cuya segunda preocupación se inclina en direcciones bien distintas –para los demócratas es la sanidad y para los republicanos el terrorismo–.


De este modo, Obama se vio obligado a concretar su postura respecto al proyecto de Cordoba Initiative, que con el beneplácito del alcalde republicano Bloomberg pretende construir una mezquita de dimensiones faraónicas en el lugar que antes ocupaban las Torres Gemelas. Obama alentó la polémica el pasado viernes, cuando declaró su respaldo al proyecto durante una cena «iftar» de celebración del Ramadán en la Casa Blanca.

 

Aquellas palabras de «aliento a la tolerancia» le han costado críticas demoledoras de los republicanos, quienes ya tienen en sus manos una nueva arma con la que disparar en la campaña electoral; pero si algo debe preocupar al presidente de EE UU es el rechazo de las víctimas del 11-S, del que irá amarrada una predecible pérdida de popularidad. Por ello el presidente se apresuró ayer a concretar de nuevo sus opiniones al respecto del proyecto: «No comento si es prudente o no construir una mezquita allí, sólo que los musulmanes tienen el mismo derecho a practicar su religión», apuntó. «Por tanto, también tienen derecho a construir un lugar de oración en Manhattan, de acuerdo con las leyes y ordenanzas locales». A pesar del esfuerzo, no logró sofocar las críticas.