Suecia
CRÍTICA: «Submarino» Fatales excesos
Director: Thomas Vinterberg. Intérpretes: Jakob Cedergren y Peter Plaugborg. Guión: T. Vinterberg y T. Lindholm, según la novela de Jonas T. Bengtsson. Duración: 105 min. Suecia, 10. Drama.
En los dominios de la tragedia bíblica el amor-odio fraternal originó uno de sus mitos más fecundos, el de Caín matando por celos a Abel. Vinterberg no se queda corto en el alcance de su cuento de horror sobre una familia rota en pedazos, pero su Abel y Caín se quieren en la distancia y no tienen ninguna intención de matarse, al menos no mutuamente. Puro realismo sucio: sordidez calculada al milímetro para que rebose nuestra paciencia. Sexo triste, alcoholismo, embarazos no deseados, adicción a la heroína, tráfico de drogas, bebés en peligro... No hay tema que Vinterberg se deje en el tintero para edificar su mugrienta realidad aumentada. Los excesos fatalistas de la película, que concentra tal grado de desgracias por fotograma que corre el riesgo de dejarnos exhaustos, camufla su tema verdadero, que no es otro que el de la paternidad responsable.
Resulta inevitable pensar en el tono de la brillante ópera prima de Vinterberg, «Celebración», atravesado por ráfagas de humor acerado que aligeraban las cargas de profundidad que lanzaba contra aquella institución familiar. Es lo que le falta a este «Submarino», que se hunde en un océano de gravedad que Thomas Vinterberg surca con dificultades.
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