Cataluña

Choque de trenes por Toni Bolaño

La Razón
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Artur Mas no quiere ser corresponsable de las medidas aprobadas en el Consejo de Ministros del viernes. Son demasiado duras. Si gobernara las aplicaría, pero como no gobierna hace mutis por el foro. Está molesto por qué no han contado con él. Por eso carga contra el Gobierno, sin titubeos. «Actúa con improvisación» y «tal y como se hacen las cosas parece que no hay criterio». Pero más allá de esta cortina de humo, no dice cuáles son sus soluciones.

Prefiere eludir la cuestión y situarla en el terreno de juego que más le interesa. No atiza a Rajoy, prefiere disparar sus iras hacía Montoro, porque ha comunicado a Cataluña que está en proceso de intervención, como adelantó LA RAZÓN. Por eso, afirma que «ahora toca colaboración y con Montoro es imposible porque quiere hacer las cosas con ordeno y mando». Parece que Mas ve demasiados nubarrones y para dispersarlos ha vuelto a sacar sus arietes más efectivos. El pacto fiscal o amenazar con la independencia. Mas ha dicho que si hay intervención no descarta elecciones anticipadas. Y ha añadido que «tal y cómo actúa Rajoy no hay salida en la relación Cataluña y España». O sea, amenaza velada hacía Rajoy. El nacionalismo catalán quiere plantear lo que llaman «el choque de trenes». Parece que si Cataluña fuera independiente, los catalanes no tendríamos ningún problema, que el dinero correría por doquier y que la felicidad invadiría nuestros hogares. Ese mantra que acusa a España de todo lo que sucede por la crisis como si Cataluña estuviera en Marte y no tuviera nada que ver.

Soy pesimista. La crisis ha elevado el tono independentista de los nacionalistas. Eso sí, tengo una duda. Hasta ahora la derecha catalana no ha aportado nada diferente a la española. Es más, la ha apoyado en todo. Entonces, ¿para qué la independencia?