Sevilla

ANÁLISIS: Espadas y Monteseirín la bipolaridad continúa

El candidato omnipresente y el alcalde ausente reflejan las tensiones del PSOE

La Razón
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Por mucho que el PSOE de Sevilla, sus responsables y el propio alcaldable, Juan Espadas, «vendan» la unanimidad conseguida con sudor y lágrimas –parece que también corrió la sangre, pero no hay pruebas físicas– en torno a su candidatura, la agrupación provincial no se ha convertido en un remanso de paz. La bipolaridad es insalvable en una formación socialista donde el extremo «yin» es el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, y en el «yang» hace equilibrios el nuevo aspirante.

- Borrado del mapa.
Al margen de encuentros escolares, bienvenidas a la Copa del Mundial de Fútbol y las condenas a la violencia de género, Monteseirín lleva semanas «borrado» de la actualidad local, en gran medida por decisión propia y a pesar de escándalos mayúsculos como la mariscada de su lugarteniente comunista en el Gobierno municipal, Antonio Rodrigo Torrijos. El alcalde no tiene intención de ofrecerse a la «quema» pública, ni para ahorrar desgaste a su partido. Su preocupación ahora es solventar su futuro político tras el Ayuntamiento.

- Tiempos de campaña.
Monteseirín nunca se incluye entre los concejales y representantes socialistas que acompañan a Juan Espadas en su frenético tour por los barrios, asociaciones e instituciones, en busca de un nivel de conocimiento ciudadano adecuado para presentarse a unas elecciones municipales. El secretario provincial del PSOE, José Antonio Viera, ya advirtió de que su «archienemigo» y alcalde tendrá que implicarse más en la promoción de la candidatura, pero nadie espera que esto ocurra hasta uno o dos meses antes de la cita electoral de mayo de 2011. Entonces, Monteseirín no tendrá ante sí una advertencia, sino un mandato obligatorio, más si para esa fecha todavía no tiene atada su responsabilidad institucional «posmunicipal».

- «Críticos» fuera.
Realmente, al aparato socialista liderado por Viera tampoco le ilusiona que Monteseirín se prodigue demasiado y, de hecho, no tiene problemas en alimentar su autoexclusión y la de los suyos en el trabajo junto a Espadas. Decisiones como la formación de un comité electoral para la capital hispalense que prescinde de del sector «crítico» afín a Monteseirín dejan claro que el control interno del socialismo sevillano sigue siendo una cuestión de fuerza. Como manda la física, la reacción opuesta se traduce en un profundo malestar en agrupaciones como Bellavista o Pino Montano, que se quedan sin representación en ese comité electoral porque están dirigidas por «críticos» y a pesar de su incuestionable capacidad de movilización vecinal cuando llega la hora de la verdad, la de las votaciones.

- Lista sin cuotas.
En los círculos políticos se insiste en que aún es pronto para pensar en listas, pero estos movimientos en el PSOE aportan algunas pistas. Juan Espadas desearía completar su candidatura con libertad, incluyendo a independientes, sin tener que cumplir «cuotas» para integrar a las distintas «sensibilidades» socialistas y contando con personas en función de su valía gestora. Desde luego, en la formación de su comité electoral lo ha conseguido al prescindir –exclusivamente– de la «cuota crítica», pero otro gallo cantará a las órdenes de José Antonio Viera en la elección de la lista. Más vale que los concejales fieles a Monteseirín, como Francisco Fernández, estén preparados para todo. Incluso para buscar otro trabajo.