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En la alcoba de un conquistador

La ciudad cacereña de Trujillo celebra en 2011 el año de Orellana, descubridor del Amazonas. Su antigua casa es hoy en día un hotel exclusivo y singular 

En la alcoba de un conquistador
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Este año se conmemora el quinientos aniversario del nacimiento de Francisco de Orellana, descubridor del Amazonas. Allá por 1511, en la ciudad extremeña de Trujillo, nació el que sería uno de los grandes personajes en la conquista del Nuevo Mundo. Su vida será objeto de estudio pormenorizado en este «año de Orellana». Por esta razón, no hay mejor forma de adentrarse en tan emblemática efeméride que pernoctar en la que fuera su casa natal; un palacio del siglo XV situado en la antigua villa medieval de Trujillo, en Cáceres.
El Hotel Casa Orellana cuenta con todo aquello que hace que un alojamiento pueda ser calificado de exclusivo e, incluso, de singular. Basta con leer el nombre de estos aposentos para retroceder, por arte de magia, a tiempos de la conquista. Así, por ejemplo, nos topamos con la habitación llamada Fray Gaspar de Carvajal –quien describiera la azarosa aventura del Amazonas–, la habitación Ana de Ayala, mujer de Orellana, o Cosme de Chávez, mecenas de la expedición.
Es de elogiar igualmente el concienzudo y meticuloso trabajo del decorador portugués Duarte Pinto Coelho, que ha sabido dar a cada espacio un aire distinto sin romper con la historia del edificio.
Hotel Casa Orellana se postula como una opción de primer orden para pasar un fin de semana entre paredes que rezuman historia, y entre muros que parecen recordarnos a cada paso al valeroso Orellana. Pero la escapada quedaría inconclusa si no complementamos el viaje con una representación de lo mejor de la gastronomía extremeña. Una acertada recomendación es cenar, en plena plaza mayor, en el restaurante Corral del Rey. Bajo la experimentada dirección de su jefe de cocina (Antonio Sánchez García Plaza) nos adentramos en un mundo de texturas y sabores que no olvida la valía de los productos de la tierra. Calidad, cuidada presentación del plato, generosidad en las raciones y variedad en los menús consiguen satisfacer al más exquisito de los paladares.
Casa Orellana y Corral del Rey son el tándem ideal para descubrir Trujillo en un año en el que la localidad reclama un merecido protagonismo.