Actualidad
Hastío por Lucas Haurie
La berrea andaluza de cada 28-F, vagamente nacionalista y aproximadamente reivindicativa, pasó sin ninguna declaración de calado. Fuese y no hubo nada, por citar a Cervantes. Los ciudadanos padecen graves problemas de subsistencia mientras los gobernantes se entregan a la nostalgia de unas vivencias en gran medida falseadas. La Andalucía oficial, en las Cinco Llagas, sigue encantada de conocerse y la Andalucía real disfruta del festivo como si el motivo de que no hubiera colegio fuese la Exaltación de la Purísima o el Entierro de la Sardina. A menos de cuatro semanas de unas elecciones que se prevén históricas, da pena comprobar el escaso pulso político de unos contendientes que llegan agotados a la última etapa de la triple cita electoral que arrancó en mayo. No hay nada que decir, sólo esperar que el tiempo y las urnas culminen el deseado relevo en el poder. Exactamente eso expresaba el lenguaje corporal del presidente saliente, un José Antonio (¡¡presente!!) Griñán avejentado, tristón y consciente de la severa derrota que se cierne ante él. Cada discurso de este hombre suena a réquiem por sí mismo y esparce entre el auditorio el piadoso deseo de que la horita se le haga corta. Son tres afeitados, Pepe, aguanta un poco más.
✕
Accede a tu cuenta para comentar