Sabemos tanto y tan poco

Empieza el curso político pero el escolar parece que no, según anuncian los sindicatos. El país vuelve a la normalidad. Las empresas recuperan su rendimiento. Pero en los colegios públicos reina la incertidumbre. No sabemos de cuántas huelgas estamos hablando ni de cuántos paros.
Pero sabemos que mientras el resto de los trabajadores disfrutan, en el mejor de los casos, de un mes de vacaciones, en el sector de la Educación disfrutan de dos; que mientras los profesores imparten 18 horas lectivas a la semana, el resto de los trabajadores, incluyendo los funcionarios públicos, trabajan más de 35 horas semanales.
Sería comprensible estar en contra de trabajar 20 horas si no estuviera amparado por Ley. Pero no es el caso porque la normativa nacional contempla una horquilla de 18 a 21 horas lectivas. Sería discutible si este aumento de jornada no fuera acompañado de una compensación económica, pero tampoco es el caso porque la presidenta de la Comunidad ha dicho que sí la habrá.
Creo que el esfuerzo que Esperanza Aguirre pide a los docentes públicos va en consonancia con la reforma constitucional que han pactado los dos grandes partidos para que no se gaste más de lo que se tiene. Creo que trabajar 20 horas lectivas a la semana, y cobrar 2.600 euros mensuales más la compensación anunciada por el Gobierno no se merece una huelga.