Mohamed VI pide el «Sí» para la nueva Constitución

Los marroquíes esperaban impacientes para conocer con exactitud, y sobre todo por escrito, los cambios constitucionales que detallaría el monarca en su segundo discurso desde que comenzaron las movilizaciones del pasado 20 de febrero. En su alocución, de 24 minutos de duración, el monarca repasó las principales novedades que introduce la reforma constitucional, centradas en el nuevo estatus que tendrá la figura del monarca y en la profundización de la separación de poderes.

Así, Mohamed VI anunció la creación de la figura del presidente del Gobierno, en lugar del actual primer ministro, que será por ley el cabeza de lista del partido más votado y que gozará de nuevas prerrogativas como la disolución de la Cámara de Representantes (cámara baja). Además, el presidente del Gobierno podrá presidir el Consejo de Ministros, algo que hasta ahora sólo podía hacer el monarca, siempre y cuando el rey delegue en él. También designará a ministros y altos cargos de la administración. En cuanto a la nominación de los cargos militares «sigue siendo competencia exclusiva del rey, jefe supremo, jefe del Estado Mayor general de las Fuerzas Armadas Reales», explicó.

El monarca destacó, igualmente, la división del artículo 19, sobre la persona del rey, en dos artículos claramente diferenciados: uno que le erige «Comendador de los Creyentes», es decir, en líder de la comunidad musulmana marroquí, y otro que consagra su estatus como «jefe del Estado» y como «árbitro supremo» que vela por la preservación de la democracia. Además, la reforma también propone eliminar la referencia a que el monarca es una figura «sagrada», aunque se mantendría que es «inviolable». Finalmente, el monarca pidió a partidos y sindicatos que movilicen a sus bases «no sólo para votar en el referéndum sino también para aplicar la nueva Constitución», que, según dijo, está «hecha por los marroquíes y para los marroquíes» y representa «un pacto histórico entre el trono y el pueblo».

No obstante, en la calle todavía resuenan las críticas de los jóvenes del 20-F, porque la comisión se formó «de espaldas» al clamor popular, que abogaba por tener a sus propios representantes en los debates de la comisión. Fuentes de este movimiento pro democracia expresaron ayer sus dudas sobre el resultado final del texto, en el que creen que pueden quedar enmascarados los mismos poderes actuales bajo una redacción más «políticamente correcta». Por eso prefieren esperar a tener el proyecto en la mano: «Lo voy a releer mil veces», dijo ayer a LA RAZÓN uno de los portavoces de este movimiento.

Por su parte, algunos partidos, como el islamista PJD, también han expresado una cierta oposición a rebajar los poderes reales, sobre todo si ello afecta a su liderazgo en el ámbito religioso. Marruecos se prepara ahora para abrir un debate público sobre los cambios propuestos por los expertos. La Autoridad Nacional de las Telecomunicaciones ya ha anunciado que se realizarán debates televisados y ha animado a todos los grupos sociales y políticos a participar en ellos. Muchos marroquíes ya han recibido en sus casas cartas animándoles a votar por el «Sí» a la nueva Constitución. Una vez celebrado el referéndum, se adelantarán un año las elecciones legislativas para tratar de cerrar toda posibilidad de que Marruecos se vea inmerso en una crisis como las que vivieron meses atrás Túnez o Egipto y que todavía padecen Libia y Siria.

Los puntos clave de la reforma
1. El rey ya no es «sagrado»
La figura del monarca marroquí pierde su condición de «sacralidad», aunque pasa a ser «inviolable». Su función se divide en dos esferas: la política y la religiosa. El Estado se declara musulmán, pero reconoce la libertad religiosa.

2. Gobierno y Parlamento
El primer ministro adquiere nuevos poderes, como el nombramiento del Gobierno y de los gobernadores provinciales. El Parlamento ya no estará forzado a alcanzar la unanimidad cuando se trate de censurar al Gobierno.

3. Poder Judicial
Estará integrado exclusivamente por jueces y magistrados.

4. Bereber
Se reconoce como lengua oficial, al igual que el árabe.