Asturias
Conciliar también es cosa de Príncipes
Si hay una idea nítida y clara, asumida en su totalidad por la pareja que forman los Príncipes de Asturias, es que la conciliación familiar no es una tarea que implique tan sólo a Doña Letizia. Desde el instante mismo que la Infanta Leonor acababa de nacer, el afán de sus padres fue que los dos tenían que participar al cincuenta por ciento en ese difícil reparto de funciones que hiciera compatible cumplir con la agenda de trabajo asignada para ellos en la Familia Real y la dedicación a su familia.
Los amigos y conocidos de los Príncipes aseguran que en su casa, la tarea de educar a sus hijas, llevarlas al colegio, estar presente en momentos tan cotidianos como el del baño, la cena o la de contar algún cuento a las Infantas a la hora de ir a la cama, es asumido de forma común por la pareja. E incluso alguno de los amigos de soltero del Príncipe cuenta, con cierta retranca, que desde que Don Felipe fue padre, les planta a última hora de la tarde para volver a casa y estar allí a la hora de que Leonor y Sofía vayan a la bañera.
En ese sentido, los Príncipes de Asturias son prueba evidente de la tendencia creciente en la sociedad española de que conciliar trabajo y vida familiar es imprescindible para mantener la paz del hogar, y que sin la participación activa del varón en las tareas familiares, si no asume cada hombre su parte de responsabilidad en ese trabajo, no hay conciliación posible.
Cuando nació la Infanta Sofía, una periodista preguntó a Don Felipe si iba a pedir los quince días de permiso que la Ley establece para los hombres que acaban de ser padres. Él contestó que pedir ese permiso no entraba en sus planes, ya que esa misma mañana había tenido que asistir a un acto oficial a pesar de que la Princesa aún estaba en la clínica ingresada. Al ver el gesto disconforme de algunas informadoras al escuchar su respuesta, Don Felipe aclaró que cada uno conciliaba como podía y que tampoco había que ser dogmático en ese tema.
Está claro que, a pesar de la buena voluntad mostrada por muchos varones, incluido el propio heredero de la Corona, la conciliación sigue siendo hoy en día una aspiración en la que están mucho más implicadas las mujeres que los hombres, especialmente en los primeros años de la infancia de los hijos. No sé si alguna vez el Príncipe de Asturias ha tenido que suspender uno de los actos de su agenda para quedarse a cuidar a alguna de sus hijas cuando han estado enfermas. Sospecho que no, pero si es que sí, habría que proponer hacerle un monumento, ya que estaría rompiendo moldes de comportamiento habituales en los hombres españoles.
Lo normal es que cuando avisan del colegio de que hay que recoger al niño porque está con fiebre, es que la que salga disparada para recogerlo sea la madre. O que cuando hay que llevarlo al médico para que lo examine, y la cita coincide con el horario laboral de cualquiera de los dos, la que apechuga es la mujer, porque es impensable que sea el varón el que plantee a su jefe que tiene que asumir esa obligación.
Eso para la gente de a pie. Pero para personas como los Príncipes, es muy probable que una razón por la que Doña Letizia no acompañe a su marido a todos los viajes al exterior es que prefiera no dejar con mucha frecuencia a sus hijas solas.
Como pasa con el resto de las mujeres, sospecho que la Princesa va por delante a la hora de conciliar, a pesar del apoyo incondicional que recibe del Príncipe Felipe.
El pensamiento de Doña Letizia
Mi primera prioridad es ser madre y educar a mis hijas con exigencia y cariño, disciplina y ternura. Educarlas para que sean buenas e independientes. La segunda prioridad es acompañar al Príncipe en sus actos institucionales. Y la tercera, cumplir con mis obligaciones institucionales.
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