Jamaica

El ave «ninja» de la Prehistoria

Xenicibis, con un tamaño poco superior al de un pollo, vivió hace diez mil años en Jamaica. El primer esqueleto encontrado demuestra que usaba sus alas como arma defensiva 

El ave «ninja» de la Prehistoria
El ave «ninja» de la Prehistorialarazon

Un ibis del tamaño de un pollo grande no parece un descubrimiento muy aterrador. Pero si el ave en cuestión vivió hace unos diez mil años y era el único que usaba sus alas como si de mazas se tratara, se redimensiona el hallazgo paleontológico. Expertos de la Universidad de Yale y del instituto americano Smithsonian acaban de desenterrar en Jamaica el esqueleto del único ejemplar encontrado hasta el momento del Xenicibis, un pájaro desaparecido en los anales de los tiempos.
Xenicibis, el astuto pariente del ibis, compensaba su escaso tamaño con inteligencia y la ayuda de su peculiar esqueleto. «Ningún animal ha evolucionado de esta manera. Es el armamento más especializado de cualquier ave que nunca hayamos visto», explica Nicholas Longrich, encargado de la investigación. Los estudiosos han observado que la diferencia de este ave reside en sus alas, que contienen huesos gruesos y un esternón mucho más grande y largo que el de la mayoría del resto pájaros. Como dos bates de béisbol, el animal balanceaba sus «brazos», en combate o situaciones de peligro para golpear a sus enemigos con los gruesos huesos de sus extremidades.
El equipo encontró pruebas concluyentes que avalan esta hipótesis; dos de los huesos del ala mostraban signos de lucha, un hueso de la punta fracturada y un hueso del brazo superior roto por la mitad. Los daños causados demuestran la excepcional fuerza que tenían en las alas
El ibis, lejos de su antepasado, se ha alejado durante siglos de evolución de la configuración prehistórica, aunque su comportamiento territorial marcado en época de anidación delata sus antecedentes. Su parecido y sus diferencias hicieron dudar al equipo dirigido por Longrich, quien reconoce que «uando vi por primera vez, pensé que era algún tipo de deformidad». La peculiar forma de los huesos y las bisagras o articulaciones fueron la clave para vislumbrar la solución. Sus alas fueron el sistema defensivo más sencillo evolutivamente en un escenario donde la competencia era dura. La pequeña especie vivía rodeada de depredadores como la boa amarilla, docenas de aves de rapiña y un mono extinto natural de la zona.