ANÁLISIS: El choque entre el campo y la élite urbana

- ¿Qué está ocurriendo en Bangkok?–Decenas de miles de manifestantes, muchos llegados de zonas rurales y empobrecidas, llevan dos meses acampados en el opulento distrito comercial de la capital tailandesa para pedir la renuncia del Gobierno, que representa a las élites urbanas y que llegó al poder después de un golpe de estado y un fallo judicial. Los rebeldes se han atrincherado y reaccionan con violencia cuando el Ejército los intenta desalojar.- ¿Por qué los soldados no pueden con los rebeldes?–El país sufre una interminable crisis política que no ha hecho más que empeorar desde el golpe de Estado de 2007. El Gobierno teme que un baño de sangre en la capital podría terminar con la poca legitimidad que le queda, acelerar el proceso de descomposición del sistema tailandés o incluso provocar una guerra civil. Por eso el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, ha intentado pactar y se ha mostrado dubitativo en todo momento. - ¿Qué ha empeorado en los últimos días? –Todos los canales de diálogo han fracasado ya y el Gobierno aseguró ayer que la única alternativa para acabar con las revueltas es la militar. El problema es que el Ejército y la Policía se encuentran muy desunidos y se han registrado enfrentamientos entre ambos cuerpos. También entre los propios oficiales han estallado tensiones. Se rumorea que una creciente facción simpatiza con los camisas rojas. A éstos se los denomina «sandías» (verdes oliva por fuera, rojos por dentro).- ¿Hay riesgo de guerra civil? –Es un escenario que parece lejano, pero a estas alturas no se puede descartar, sobre todo si las disputas entre los oficiales del Ejército se agravan. El rey, Bhumibol Adulyadej, la figura que ha mantenido la estabilidad del país, no se ha pronunciado desde que se iniciaron las protestas. Reverenciado como una divinidad, entre los rojos empiezan a ser frecuentes las críticas indirectas a su persona.