Barcelona
Cesc el Zidane del siglo XXI
Asistí en Londres al Arsenal-Bolton. Me apetecía contemplar a Cesc en su salsa y no pude elegir mejor partido. El español, brazalete de capitán inglés, llevó el timón de manera excelente, con su peculiar estilo, capaz de trabajar y correr como el que más, cortar como cualquier gregario y construir con la visión de juego y la técnica del mejor Zidane.
Lidera un equipo en el que no se ve acompañado, entiendo que le faltan futbolistas por delante que capten su fútbol. Solo vi gran calidad en un negrito «peliteñido» de rubio, Song, que aporta categoría.
Me imaginé al «4» del Arsenal vestido de blanco, con Higuaín, Özil y Cristiano Ronaldo por delante; o con la camiseta que le pusieron sus colegas de «La Roja», jugando con Xavi, por detrás de Iniesta, Messi, Villa... Si lo fichara el Barcelona, mejoraría algo que ya parece alcanzar el cielo, pese al Hércules; si lo hiciera el Real Madrid, le daría el punto estructural que los blancos no ofrecen.
Tengo claro que Fábregas es muy feliz en Londres, que disfruta de todo cuanto un hombre puede desear, se siente querido e idolatrado, se le considera el capitán, el amo. Pero también tengo claro que el fútbol español no debe prescindir del talento que nos falta, del lujo que otros supieron discernir antes que nosotros.
Los clubes españoles, los más ricos, deben ser también los mejores y, para ello, deben tener los mejores futbolistas del mundo en sus plantillas. Cesc lo es.
Fábregas es nuestro Zinedine Zidane del siglo XXI. No se a qué esperan los dirigentes de los «grandes», porque quien lo fiche obtendrá la hegemonía por un lustro. Pero, claro, para ficharlo hay que saber.
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